Ya se respira la Navidad y no estamos ni diciembre, como todos los años ya llegó quien representa estas festividades a los centros comerciales, almacenes, bazares y hasta los más humildes hogares, ya sea en trineo, helicóptero, taxi amigo, trici moto o haciendo dedo, con renos, venados, chivos o perros, la cosa es que llegó.

Papá Noel, también conocido como Santa Claus, en Chile es el Viejito Pascuero, Nikolaus o Weihnachtsmann, literalmente ‘Hombre de Navidad’ en Alemania, Papai Noel para los brasileños, Colacho en Costa Rica, Julemanden en Dinamarca, literalmente, ‘Hombre de Navidad’, en Cataluña se le llama Pare Noel y en Galicia Pai Nadal, en Finlandia Joulupukki que se traduce como ‘Cabra de Navidad’, para los franceses Père Noël, en Hungría Télapó, en Inglaterra Father Christmas, en Irán Baba Noel, en Islandia Jólasveinn, en Italia Babbo Natale, en Noruega Julenissen que significa ‘Duende de Navidad’, en los Países Bajos se le llama Kerstman, en Polonia Swiety Mikolaj, en Portugal Pai Natal, en Rumanía Mos Cräciun, en Rusia Cahta-knayc y en Suecia Jultomten, por citar algunos.

Por un lado, sus orígenes son religiosos y datan del siglo IV apuntando a Nicolás de Bari, un joven que se vuelve rico a los 19 años a través de una herencia de sus padres fallecidos en una epidemia.

Sin importarle la fortuna, regala a los pobres todo lo que tenía y se decide por el sacerdocio. Se afirma que era muy alto y delgado y que en cierta ocasión obsequió una bolsa con monedas de oro a una pareja pobre que iba a casarse, esto solo es parte de una leyenda que es más larga, antigua, compleja y que invita al debate.

Por otro lado y ya en la era moderna, las razones de su existencia son enteramente comerciales, y en el año 1823 el escritor inglés Clement Moore presenta el poema ‘Una visita de San Nicolás’ donde el personaje ya surcaba los cielos en trineo halado por los renos que responden a sus nombres de Rodolfo, Donner, Blitcher, Cometa, Cupido, Brillante, Danzante, Centella y Zorro, siendo consolidada la imagen del gordo bonachón de traje rojo y barba blanca cuando una marca de cola encargó al caricaturista Thomas Nast que dibujara un Papá Noel más cercano a las personas para su campaña navideña.

Ya se siente la Navidad porque el tráfico se está poniendo pesado, y los conductores pitan demasiado, mascan chicle y hablan por celular mientras conducen y esperan el cambio de luz en el semáforo con el dedo en la nariz.

Hay que andar once, doce y trece ya que los choros están buscando sus pascuas y catorce, quince y dieciséis porque los candidatos también, todos le hacen cerebro al pavo, al relleno, al jamón o al chancho, al arrocito con choclo y queso derretido, al pan de pascua, al chocolate, a las galletas, a las posadas, a los villancicos, a la novena, a las promociones y se rinde culto a las cochinas tarjetas de cerdito (¡oink!), cualquier parecido con la coincidencia es pura realidad.