Publicidad

Ecuador, 01 de Julio de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Publicidad

Click

Celeste, blanco y estrellas

Celeste, blanco y estrellas
28 de julio de 2015 - 00:00

Guayaquil, la bella, la estrella, la casa grande, anda coqueta, anda de fiesta.

Se viste de gala, se pone falda, muestra las piernas, tacos altos blancos, boca roja, pestañas rizadas, churros gráciles, o cabello lacio hasta donde la espalda pierde el nombre, Virgen de Pueblo dicen, mujer de todos, deseada, anhelada, peleada a los golpes y convencida a punta de lengua, con el verbo, con palabras, con tarima y con discurso.

A Guayaquil la veo como una chica que no envejece, que le gusta ser osada, que anda abrazada de su caballero en moto, abrazada a su espalda, sin casco, con su pelo como bandera y respirando a todo pulmón, a veces parece un símil del monumento a la leyenda de Guayas y Quil, pero con sus hijos apachurrados entre el marido y su panza, para que no se caigan del caballo de dos ruedas.

Guayaquil te veo como una familia, caminando de la mano, cruzando la calle, con mano firme y grito para corregir a los pelados que luchan por soltar la mano y correr hasta mojarse el nombre en las piletas públicas, para calmar el calor, “la calor” o como dicen los más conciliadores “los calores” que a pesar de que estamos entrados en verano aún no se vacila el “frescor” con el que se pasea más a gusto cuando está “brisando”.

Si bien es cierto que la ciudad tiene muchos matices femeninos, matriarcales, a los que somos arraigados, porque es inevitable relacionar a la ciudad con una mamá que cocina rico y a la que le hacemos relajo a la hora del rancho, no usa perfume de Chanel, su aroma es de ajo, comino y cilantro, al que nadie le dice culantro porque es más sabroso llamarle yerbita.

Ciudad maravilla hueles a fritada, guatita, encebollado, carne asada, chuzo, canguil, aromatizas al barrio con olor a galleta y dulce, a las tres de la tarde y a las seis hueles a pan recién hechecito, por el que los peloteros dejan de darle al gastado balón de indor, para agolparse en la panadería a rogar por un par con cuarto de leche y si hay un guineo para la energía, el pueblo no conoce el vigor en lata ni en botella, sabe de la colada y de los batidos, del aguacate y el borojó; a la noche hay que rendirle a la señora, por eso el viagra del camarón, ostión, pata de mula y la concha ya está puesto en la vena.

Guayaquil, eres varón también, conquistador, piropero, bailarín, madera de guerrero como dice la canción y a veces guerrero de madera cuando se te pasan los tragos, eres macho fiestero que le teme a la esposa y también eres soltero maduro, empedernido, caza fortunas, cacique, se hace lo que tú dices aunque esté mal, eres prueba y error, reflejo condicionado de Pavlov, Síndrome de Estocolmo y Muchausen por aproximación.

Amarte Guayaquil no es una obligación, pero te amamos por lo que eres, ciudad valiente, radiante, siempre vital, alegre aún hasta en el llanto, brazo de madre, mano de padre, juego de hermanos, hasta los corajes se van quitando cuando uno cruza el puente y él ve como el río pela los dientes. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media