El quinteto convocó a medio millar de personas En tres ciudades del país
Medina Azahara mostró su versión del 'rock andaluz'
Hay conciertos que, aunque accidentados, se convierten en lecciones de historia. Dos centenares de rockeros asistieron, la noche del pasado 20 de abril, a uno de estos eventos, el que encabezaban los españoles Medina Azahara en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura, un espacio para 2.000 personas.
La banda, que ya ha visitado otras veces el país, tiene 37 años y un estilo inconfundible, quizá el más original de la Península Ibérica, por fusionar el rock con flamenco y ritmos autóctonos más que con otros estilos anglosajones.
“Intentamos siempre hacer canciones que tengan algún mensaje, algo positivo para la gente. Sobre todo luchamos en contra de la guerra, el maltrato de las mujeres, de los niños”, dijo el cantante Manuel Martínez para presentar el tema ‘Hay un lugar’, tan emotivo como ‘Palabras de libertad’, que también interpretaron esa noche.
En un momento del show, el cantor explicó que el nombre ‘rock andaluz’ había sido puesto por medios de comunicación a la música que, desde mediados de los años setenta, empezaron a hacer grupos como Triana, y que los cordobeses Medina... interpretaron de forma distinta a como lo hacían otras bandas en el sur de España.
Camarón (José Monge Cruz) fue un cantante de flamenco que Martínez recordó con “Al Padre Santo de Roma”, una pieza que patentó el también guitarrista. “Necesito respirar” agitó aún más a un público que mostró frialdad durante el inicio de la jornada que tuvo a los instrumentistas ecuatorianos de Hiddeland (violines, arpa, flautas, batería y guitarras) sobre las tablas.
En el cartel figuraba el nombre de Código Rojo, cuya presentación fue cancelada, al igual que una rueda de prensa y firma de autógrafos, sin que los organizadores dieran explicaciones sobre el cambio.
La baja concurrencia se dio en medio de la lluvia. En la noche de ese jueves, la taquilla no sobrepasaba el centenar y el precio de las entradas bajó de $ 20 a $ 5. Hubo una hora de retraso y, pese a los vacíos en butacas (la planta alta estuvo vacía), el sonido fue mejor que el de los conciertos que suelen hacerse en el Ágora aledaña. La fecha coincidió con la de un concierto electroacústico gratuito en el Teatro Capitol, al que asistieron 400 personas.
Baja asistencia durante 3 fechas
Jackeline Ribadeneira, quien se presenta como una de las socias de la organización del evento en Quito, dice que se trataba de un “concierto didáctico: por eso hubo un centenar de invitaciones”.
El viernes pasado, en Ambato, la asistencia al show de Medina Azahara programado en esa ciudad no sobrepasó las 60 personas. Y, el sábado 22 de abril, los andaluces se presentaron, con un retraso de 5 horas, en un coliseo de Ibarra, al que acudieron 300 personas, muy por debajo de su aforo. El mítico grupo se despidió con la nostalgia de otras visitas mejores a Ecuador. (I)