"El 68" mexicano engendró un cronista del rock: Juan Villoro
Se cumple medio siglo de uno de los acontecimientos sociales, culturales y políticos de más relevancia en la historia mexicana: el movimiento estudiantil que tuvo un episodio trágico el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, y que ha sido narrado por Carlos Monsiváis o Elena Poniatowska.
Este hecho también es el punto de partida del libro Tiempo Transcurrido (Crónicas imaginarias) de Juan Villoro (México, 1956), quien hizo un recorrido de 18 años a través de sus relatos. Entre el 68 y 1985, antes del terremoto del 19 de septiembre.
En el lapso narrado el autor pasó de los 12 a los 30 y muestra la esencia de sus posteriores obras: la capacidad de interpretar e ironizar sobre hechos reales. Además tuvo al rock como leitmotiv, lo cual anticipa con un epígrafe de David Bowie (1947-2016): “Hemos vivido estos veinte años. / ¿Tendremos que morir durante / los próximos cincuenta?”.
Su “intento de hacer literatura a través de la música” derivó en el espectáculo-musical-a-través-de-la-literatura titulado Mientras nos dure el veinte, en que el autor leía sus “crónicas imaginarias” acompañado del baterista Alfonso André, el tecladista Diego Herrera y el bajista Federico Fong de Caifanes, además del guitarrista Javier Calderón.
El debut fue el 9 de junio de 2016 en Tepic y el 26 de junio llegaron a Tijuana como antesala grabada de otras presentaciones.
El disco se sumó a la edición 2015 de Tiempo Transcurrido y documenta lo que sus autores llamaron “un viaje por el túnel del tiempo” en el Distrito Federal y algunas de sus colonias como la Aviación Civil, Ciudad Satélite, el Pedregal, San Pedro de los Pinos hasta Lindavista. Una época donde el rock se aferraba a la gran urbe, desde su veta progresiva hasta el punk, influido por el mayo francés y adaptándose a la decadencia del jipismo y del comunismo práctico, el del otro lado del muro.
Otros atisbos de Tiempo Transcurrido surgieron de una sección que Villoro mantenía en el periódico llamada “Crónicas de los setentas”.
Hacia finales de esa década, el autor escribía los guiones del programa radial El Lado oscuro de la luna -nombre que remite al disco de Pink Floyd- y le propusieron escribir sobre música.
“Pero yo nunca me he sentido crítico musical, a mí lo que me gusta del rock es su relación con la contracultura que lo rodea, las letras de las canciones, las historias de los músicos... entonces tenía una aproximación más narrativa que crítica o analítica”, contó.
Por ello continuó con sus relatos fundidos a reflexiones que incluyen varios géneros: crónica, ensayo, crítica social.
El autor de El Testigo también escribió en varios episodios lo que define como una historia del punk a la que llamó La Rebelión Gandallla. “Cuando terminé ese trabajo, y por el final de la década anterior, lo presenté como historias arquetípicas en donde cada una tiene que ver con un fenómeno musical rockero”.
Pero en Villoro la escritura rockera no se limita a un solo tiempo transcurrido.
Ha retomado este tema esporádicamente: a fines de 2014 -durante su última visita a Quito- contó que alternó su viaje con las presentaciones en Madrid de la obra de teatro Desde Berlín, “un tributo a Lou Reed (1942-2013)” que escribió junto a dos dramaturgos españoles.
También ha colaborado con Caifanes más allá del disco que grabaron juntos y ha escrito letras de canciones para Café Tacvba; de hecho, su disco antológico se llama Tiempo Transcurrido; “es un guiño que me hicieron”, confesó hace tres años. Pero define la escritura de letras de canciones como un experimento que disfruta.
“Me gusta mucho la música en general, hasta soy vecino y amigo de Julieta Venegas”.
Una crítica postergada
El escritor y crítico musical Brian L. Price es el autor del ensayo “Juan Villoro y las Crónicas nostálgicas del rock and roll” que editaron José Ramón Ruisáchez y Oswaldo Zavala para el libro Materias Dispuestas: Juan Villoro ante la crítica (Candaya, 2011).
Price cubre un vacío de la crítica literaria que no había tratado al rock como tema influyente de las obras del autor que nos ocupa y que ha usado como un “termómetro para medir los cambios de la sociedad mexicana”.
El sentido de la música como recurso narrativo lo explica Price al definir la crónica como “repositorio de historias antihegemónicas, derivadas de testimonios extraoficiales que se alimentan tanto de la ficción como de la creación artística. Es un género que se identifica con las capas marginadas de la sociedad”.
El crítico reitera que Juan Villoro escribe desde la nostalgia al “inventar el pasado” que vio “desde las banquetas” y del que se apropia para vencer el tiempo desde la contracultura. (F)
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Tiempo Transcurrido
Reedición a cargo del Fondo de Cultura Económica incluye el disco Mientras nos dure el veinte (2015).
Materias dispuestas
Candaya publicó el primer ensayo sobre el rock en la obra de Villoro, a cargo de Brian L. Price.