Abbath en Ecuador: El sonido del instinto
La fría noche de un viernes quiteño recibió la tormenta noruega de black metal tan esperada en la escena underground. Poco después de las nueve de la noche del 8 de noviembre de 2019, una furgoneta azul entró al garaje del auditorio “Miami Recepciones y Eventos”, al norte de la capital.
Caras blancas y negras preparadas con anticipación observaban en fila a los últimos fanáticos que se apuraban para entrar.
Adentro, más de doscientas personas esperaban reunidas, escuchando temas del AC/DC de Bon Scott. Acertada elección para una banda que se caracteriza por su precisión, consistencia y la potencia de su voz.
El escenario, amplio e iluminado, se dividía en dos partes. Atrás, una tarima elevaba la batería para que se pudiera ver desde cualquier sitio del local. Una barrera metálica con el nombre de la banda la separaba del espacio destinado a las cuerdas y la voz.
En esta barrera no solo resaltaba la palabra Abbath, parecía más bien intentar contener la tromba de sonido que se vertería sobre el público.
Las luces y un rugido anunciaron la entrada de la banda. Con armaduras de cuero y metal ocupó sus lugares. Mia Wallace se apoderó de la izquierda de las tablas, con su potente bajo.
Abbath Doom Occulta en el centro, con su guitarra y una voz incontenible, gutural, que se arremolinaba en su pecho y garganta. Ole André Farstad, a la derecha, listo para entregar su versatilidad y virtuosismo al público que los aclamaba.
Y desde atrás, impulsando esta tormenta de nieve y guerra, Ukri Suviletho, con el pecho descubierto y empuñando sus baquetas.
Quince temas pusieron a cabecear a una audiencia que disfrutó de principio a fin. Cinco canciones del álbum Abbath, cinco del Outstrider y cinco covers de Inmortal llevaron a la audiencia por los vitalistas y épicos temas del black metal del norte.
Durante el primero, “Count the Dead”, Abbath pidió un par de arreglos en el sonido que los técnicos solucionaron enseguida. “Bridge the Spams”, “The Artifex”, “Harvest Pyre” y “Ashes of the Damned” calentaron a un público ávido de black metal.
Las grandes melodías de “Warriors” anunciaron la primera versión de Inmortal. El público cabeceó y gritó. Ukri se levantaba para arengar a las hordas.
Le siguieron “In my Kingdom Cold”, “Tyrants”, “Hecate” y “Mountains of Might”, temas donde los arpegios de la guitarra clásica se ensombrecían con la distorsión black en los rápidos y virtuosos solos de Ole.
En esta segunda parte del concierto, Abbath llevó a la audiencia por diferentes atmósferas musicales, combinadas con una divertida interacción con el público en inglés y en español.
Fenrir Hunts marcó el inicio del tercer bloque del concierto, y le dio a Abbath la posibilidad de explorar los potentes gritos y chillidos de su instintiva y vitalista voz.
Los contratiempos y el humo envolvieron a la audiencia y la precipitaron en el vertiginoso desenlace del show. Le siguieron “Outstrider”, “One by One” y “Winterbane”, canciones que demostraron la nitidez y potencia del doble bombo y la total sincronía de la banda.
Como si quisiera invocar el eterno retorno de lo mismo, Abbath cerró su concierto con el épico tema “To War!”, que abrió su primer álbum allá, en 2016. Banda y público se unieron en esta arenga clásica del black metal, arenga que encuentra en la no adoración, en la ausencia del miedo y en la fuerza del instinto una manera filosófica de afrontar la vida. (O)