El Telégrafo - Sebastián Cordero: «En la marginalidad están las historias más interesantes»

En 2007, durante la primera convocatoria para fondos concursables del CNCine, Sebasti&aacute;n Cordero present&oacute; su proyecto El Pescador &mdash;que m&aacute;s adelante, al igual que The Facebook, perder&iacute;a el art&iacute;culo en el nombre para quedarse en Pescador&mdash;. All&iacute; estaba tambi&eacute;n Andr&eacute;s Crespo, quien ser&iacute;a el protagonista de esa pel&iacute;cula, pero que en ese momento estaba presentando su propio proyecto, el guion de Perro amarillo. A Cordero le dio curiosidad el pitch de Crespo ante el jurado, y unos a&ntilde;os m&aacute;s tarde, cuando ya hab&iacute;an terminado el rodaje de Pescador, pudo leer una nueva versi&oacute;n del guion. &laquo;La verdad es que me sorprendi&oacute;. Yo pensaba que &eacute;l quer&iacute;a un poco de retroalimentaci&oacute;n, pero en realidad estaba buscando alguien que dirigiera la pel&iacute;cula. Yo le sent&iacute; un gran potencial, grandes personajes, una din&aacute;mica de relaciones de familia que estaba superinteresante y le dije &ldquo;hag&aacute;mosla&rdquo;&raquo;. Pero la realizaci&oacute;n se demorar&iacute;a: al poco tiempo de terminar la posproducci&oacute;n de Pescador, a Cordero le propusieron que dirigiera su quinta pel&iacute;cula, Europa Report. Ahora, Perro amarillo acaba de estrenarse en las salas de cine a escala nacional, pero con otro nombre, Sin muertos no hay carnaval. La pel&iacute;cula tiene como eje argumental un desalojo a gran escala en Monte Sina&iacute;, que es contado a trav&eacute;s de distintas historias: Emilio Baquerizo (Daniel Adum) quiere recuperar las tierras de su padre, que han sido invadidas, y para eso le pide al presidente de un popular equipo de f&uacute;tbol (Erando Gonz&aacute;lez), que le ayude a lidiar con Ter&aacute;n (Andr&eacute;s Crespo) traficante de tierras con t&iacute;tulo de abogado que ha tomado posesi&oacute;n del lugar. Pero en el medio, Emilio se ve involucrado en un esc&aacute;ndalo legal y tiene que apoyarse en la persona que menos pensaba. Mientras, otras historias se desarrollan en torno al barrio que planean desalojar: una adolescente con futuro deportivo (Antonella Valeriano) vive la historia de Romeo y Julieta con su vecino Celio Montero (Diego Cata&ntilde;o); un turista alem&aacute;n (Cristoph Baumann) pide justicia; e Ingrid (Maya Zapata), asistente del fiscal que est&aacute; procesando a Emilio, se siente tentada a empezar un romance muy antiprofesional. Sin muertos no hay carnaval se desarrolla en Tal&iacute;a Toral, en Monte Sina&iacute;. El lugar resuena porque en los &uacute;ltimos a&ntilde;os ha sido noticia por los desalojos, pero el guion empez&oacute; en 2007. &iquest;Qu&eacute; modificaciones ha tenido la historia original? En esencia es muy parecida. Siempre tuvo como eje la historia de una familia que hab&iacute;a heredado unas tierras ocupadas. Tal vez cambi&oacute;, por un lado, la din&aacute;mica entre los personajes de esta familia. Pero lo que s&iacute; estaba escondido en las primeras versiones era la historia de Celio Montero, que es uno de los personajes clave en la versi&oacute;n final. Celio era importante desde la primera versi&oacute;n, pero aparec&iacute;a poco y no llegabas a conectar con &eacute;l como un representante de los habitantes de este asentamiento irregular. Tambi&eacute;n cambi&oacute; mucho la relaci&oacute;n de Emilio (Daniel Adum) con Ingrid (Maya Zapata). Y est&aacute; muy lograda&hellip; Es interesante porque adem&aacute;s es algo ambigua. A m&iacute; me gusta porque muchas veces pasa en la vida real. Puedes tener una conexi&oacute;n rom&aacute;ntica con alguien, pero la situaci&oacute;n no se da para que eso aflore. Mientras eso ocurre, sabes que tambi&eacute;n puede haber una manipulaci&oacute;n mutua entre estos dos personajes que, como dicen en la pel&iacute;cula, no deber&iacute;an hablarse. Pero de repente est&aacute;n en esta situaci&oacute;n complicada, enredada... &iquest;C&oacute;mo fue la relaci&oacute;n con Monte Sina&iacute;? Fue gradual. Eventualmente, te vas metiendo para ver cu&aacute;l es el espacio ideal para filmar. La primera versi&oacute;n del guion no hablaba de Monte Sina&iacute;, se mencionaban otros lugares con historias parecidas, como Flor de Basti&oacute;n. Pero, para que la historia funcionara, deb&iacute;a ser un asentamiento irregular relativamente nuevo, de entre cinco y ocho a&ntilde;os, para que todav&iacute;a dentro de la historia t&uacute; sientas que es factible que todos estos personajes est&eacute;n pensando en desalojos. Cuando exploramos Monte Sina&iacute;, vimos sitios que tienen una est&eacute;tica como de favela, y esos lugares no eran coherentes con esta historia. Monte Sina&iacute; est&aacute; pegado a Cerro Blanco, un bosque tropical muy lindo, y la gente vive en contacto con esa naturaleza. Es distinto a lo que se ha visto antes con ese tipo de entorno y me da gusto que la pel&iacute;cula capture un momento del a&ntilde;o en el que todo est&aacute; verde, la naturaleza es muy vibrante. &iquest;Y el trato con la gente? Hab&iacute;amos elegido otro asentamiento, Tal&iacute;a Toral II, pero cuando volvimos para hacer scouting, a Tal&iacute;a Toral II la hab&iacute;an desalojado. Entonces fue muy fuerte sentir la fragilidad de esa situaci&oacute;n. De alguna forma, tomamos conciencia: una cosa es leer art&iacute;culos e investigar, pero ya cuando vas a conversar con gente que ya conoces y de repente est&aacute;n en esa situaci&oacute;n tan fr&aacute;gil, es muy duro. Luego tuvimos que buscar otro lugar parecido, Voluntad de Dios, y en la pel&iacute;cula lo bautizamos como Tal&iacute;a Toral, en homenaje a ese primer sitio. Cuando te ven con c&aacute;maras, piensan que eres reportero y te dicen &laquo;yo tengo algo que contar&raquo;, porque quieren que se sepa lo que est&aacute; pasando ah&iacute;. Pero igual, la gente es muy receptiva cuando conversas y le explicas que es una pel&iacute;cula que va a hablar del tema pero con su propia trama. Un rodaje siempre es muy invasivo; llegas a instalarte en la vida de gente que no lo ha pedido, y a algunos les parecer&aacute; una molestia que se est&eacute; pidiendo silencio, que se est&eacute;n metiendo luces o paralizando el barrio para la filmaci&oacute;n. Pero tambi&eacute;n aportamos a la comunidad de alguna forma, con trabajo para la gente, en construcci&oacute;n, decoraci&oacute;n y, ya en la pel&iacute;cula, como extras. Y ah&iacute; hubo algo como cat&aacute;rtico, pues hay un momento en que ponemos en escena el gran miedo que tienen todos: el desalojo. Hay un constante inter&eacute;s en tus pel&iacute;culas de abordar la marginalidad. S&iacute;, totalmente. Siento que en los bordes, en la marginalidad, en los submundos, donde las cosas no est&aacute;n resueltas y donde hay una cierta inestabilidad, suceden las historias m&aacute;s interesantes. Me he dado cuenta de que una de mis prioridades como cineasta es mantener alta la tensi&oacute;n dram&aacute;tica, independientemente de qu&eacute; historia est&eacute; contando. Y esa tensi&oacute;n s&iacute; la encuentro mucho m&aacute;s en entornos complicados. De todos modos, los personajes m&aacute;s ani&ntilde;ados, pelucones, como Emilio y su entorno..., tampoco es que sean necesariamente el arquetipo de ese personaje. Gustavito (V&iacute;ctor Ar&aacute;uz) es un alcoh&oacute;lico y drogadicto en recuperaci&oacute;n, pero viene de una familia con dinero. Dentro de su entorno, &eacute;l es marginal, y eso es lo que hace interesante a cada personaje... Cuando apareci&oacute; en Pescador, Crespo ya ten&iacute;a experiencia en M&aacute;s all&aacute; del mall, pero ahora el protagonista es Daniel Adum, que no tiene un pasado actoral. No, es su primera incursi&oacute;n en la actuaci&oacute;n. Me encanta lo que hizo Daniel con Emilio, su personaje. Durante el casting se presentaron varias posibilidades para el papel de Emilio, pero ya hubo un punto en el que realmente nadie cumpl&iacute;a con todos los requisitos que quer&iacute;amos. Y yo hab&iacute;a tenido un encuentro con Daniel en los cortos de Urdesa. Ah&iacute; conversamos un rato y, a pesar de que &eacute;l como Daniel Adum es muy distinto a Emilio, desde su manera de vestir, su pelo, su estilo&hellip;, ten&iacute;a como una esencia que sent&iacute; que era muy af&iacute;n con lo que buscaba en Emilio. De hecho, cuando habl&eacute; por primera vez con Daniel, le pregunt&eacute; si ten&iacute;a experiencia actuando, y me dijo que formalmente no, pero que como artista todos los d&iacute;as estaba actuando. Entonces &eacute;l s&iacute; ten&iacute;a muy claro esto de tener un personaje. Has trabajado con actores como John Leguizamo, Leonor Watling o Sharlto Copley... &iquest;Qu&eacute; diferencias hay al trabajar con ellos? Cuando tienes un actor con mucho oficio, que conoce el proceso, hay muchas cosas que no necesitas decirle. Es interesante trabajar con alguien que tenga mucha experiencia a ver qu&eacute; te propone. Como director a veces tienes una idea de c&oacute;mo deber&iacute;a ser algo y viene un actor y te hace un planteamiento totalmente distinto, y se te abre otro camino. Y descubres cosas muy interesantes. S&iacute; sent&iacute; en Cr&oacute;nicas y en Europa Report que cada personaje aportaba mucho. En Europa Report hab&iacute;a un esquema como muy cient&iacute;fico, de falso documental, que finalmente no te permit&iacute;a adentrarte mucho en la humanidad de los personajes, sino que era algo bastante m&aacute;s fr&iacute;o. Pero s&iacute; puedes ver momentos muy fr&aacute;giles y muy humanos con cada personaje: tienen miedo, se maravillan ante el descubrimiento, ante la ciencia y lo que cada actor le aporta a estos momentos es muy s&oacute;lido. En Europa Report, Anamaria Marinca le dio todo un universo interno al personaje que en el guion estaba sugerido, pero no tan presente. En 2013 contaste que le hab&iacute;as pedido a los actores de Europa Report que estudiaran c&oacute;mo funciona una nave espacial, porque no quer&iacute;as que pareciera que estaban aplastando botones al azar. A los actores tambi&eacute;n les daba terror parecer que solo se hac&iacute;an los que sab&iacute;an. Sobre todo, en el mundo cient&iacute;fico se nota. Con el dise&ntilde;o de la misma nave planteamos claramente para qu&eacute; serv&iacute;a cada panel. No eran solo luces o botones porque s&iacute;. Se trataba de que cada cosa tenga sentido. Eso s&iacute; trato de aplicar en todo el cine que hago. Es una cosa de verosimilitud... Es que como p&uacute;blico, cuando vas a ver una pel&iacute;cula, le das chance hasta que empiezan a ca&eacute;rsete las cosas. Cuando se desmorona la verosimilitud, se cae la pel&iacute;cula. Y a veces eso pasa en el minuto cinco o diez, pero cuando pasa en el minuto noventa, es una megadecepci&oacute;n. Puedes no creer que un personaje har&iacute;a una cosa u otra porque ha sido construido de cierta forma... Es como que un compromiso que se establece con el p&uacute;blico desde los primeros minutos, cuando est&aacute;s descubriendo un nuevo mundo y vas entendiendo de qu&eacute; va la cosa. Volviendo a los actores ecuatorianos, hay una cr&iacute;tica que ronda el sector, sobre cu&aacute;nto se repiten los actores en las pel&iacute;culas. En Sin muertos... hay varias caras que hemos visto bastante, y que, en cierta forma, est&aacute;n encasilladas. A Crespo le han dicho que hace siempre el mismo papel. La gente tiende a estereotipar a los actores dentro de una l&iacute;nea. En su proceso actoral, Crespo incorpora mucho la improvisaci&oacute;n, y para lograrlo con naturalidad, pone mucho de &eacute;l mismo. Pero cada uno de sus personajes s&iacute; tiene sus diferencias, y &eacute;l ha explorado cosas interesantes. Sin embargo, la personalidad del actor es tan importante para el p&uacute;blico, que siempre lo ven as&iacute;. En Ratas, ratones y rateros pas&oacute; tambi&eacute;n con Carlos Valencia, que una buena &eacute;poca solo hac&iacute;a de malandro en una onda muy parecida a la de la pel&iacute;cula. Y cuando Carlos hizo de chofer de Blanquito en Pescador, recuerdo lo importante que era para m&iacute; que no sea el &Aacute;ngel, que sea otro personaje, otra onda, otra caracterizaci&oacute;n. El look lo hicimos tambi&eacute;n en parte para diferenciarlo. Y ahora hemos hecho lo mismo Crespo en Sin muertos... para caracterizar a su personaje, Ter&aacute;n, quer&iacute;amos que tenga elementos muy fuertes, como ese pelo rojo, que estuviera un poco subido de peso, y trabajamos algo sobre la forma en que se mueve. Lo que me indica que eso est&aacute; funcionando es cuando ya no piensas en el actor, sino en el personaje. Para m&iacute;, eso ya hace toda la diferencia. Alguna vez Crespo cont&oacute; que durante el rodaje de Pescador hubo escenas que estaban listas para filmar, pero que fueron descartadas a &uacute;ltimo momento. En el blog de la pel&iacute;cula t&uacute; cuentas de una escena de beso que, luego de muchas tomas fallidas, fue abandonada. &iquest;Por qu&eacute; dejar escenas que ya estaban planificadas? Cuando ruedas una pel&iacute;cula, empiezas con una idea en la cabeza, que puede ser 100% original, o estar llena de influencias de lo que te ha gustado de otras pel&iacute;culas, o libros, etc&eacute;tera. Hay muchas cosas que, cuando las haces, empiezan a aparecer trabas y llegas a un punto en el que sabes que no debes seguir. Y darse cuenta de eso me parece superimportante para no desperdiciar tiempo. Si lo filmas, igual lo vas a sacar. Me ha pasado bastantes veces: si algo no se siente bien en el rodaje, no se va a sentir bien en la sala de edici&oacute;n. Si no est&aacute; funcionando, no hay que forzarlo. &iquest;Por ejemplo? En Sin muertos no hay carnaval, la forma en que desarrollamos la relaci&oacute;n entre Emilio e Ingrid. Hay algo ah&iacute;, pero es muy ambiguo. No sabes hasta qu&eacute; punto pueda llegar esa situaci&oacute;n de posible pareja. Hubo una versi&oacute;n del guion que mostraba mucho m&aacute;s de esa relaci&oacute;n, en la que pasaba ya algo f&iacute;sico, pero al empezar a trabajar con los actores, sent&iacute;as que no flu&iacute;a, y que, de repente, en vez de hacerte conectar con los personajes, te sacaba. Es una decisi&oacute;n dura, y tal vez perdimos algo que ten&iacute;a potencial (por algo se explor&oacute; esa idea). Siempre les digo a los actores que si hay algo en el guion que sientan que su personaje no dir&iacute;a, hay que cambiarlo. Si el mismo actor no se lo cree, hay un problema. En Ratas..., Carlos Valencia aport&oacute; much&iacute;simo en expresiones y detalles de c&oacute;mo deb&iacute;a hablar su personaje. Cosas que supimos enseguida que iban a funcionar en boca de &Aacute;ngel. Recuerdo la palabra &laquo;familia&raquo;. En el guion, &Aacute;ngel trataba a Salvador de &laquo;primo&raquo;, y el rato que &eacute;l empez&oacute; con las primeras improvisaciones, le dijo &ldquo;familia&rdquo;. Lo primero que le dije fue &laquo;mantenlo&raquo;. Esa noche me fui al guion e hice los cambios para que eso quede en el r&eacute;cord y que no se nos fuera a olvidar. Son muchas las cosas que van junt&aacute;ndose. S&iacute; creo que lo que se puede integrar m&aacute;s a la realidad de la pel&iacute;cula es algo que le va a dar fuerza. Hace a&ntilde;os vi una entrevista con Roman Polanski, en la que hablaba de su proceso de hacer cine. Polanski dec&iacute;a que para &eacute;l lo m&aacute;s fascinante era el proceso de identificar cu&aacute;l es la pel&iacute;cula que ten&iacute;as en tu cabeza y c&oacute;mo se va transformando en una realidad que es muy distinta, y en qu&eacute; momento sucede ese cambio y por qu&eacute;. Dec&iacute;a que si ese cambio no sucediera, y pudiera hacer la pel&iacute;cula exacta, posiblemente dejar&iacute;a estar interesado en el cine. La log&iacute;stica de hacer una pel&iacute;cula es tenaz, es muy compleja, de mucha infraestructura, mucho dinero y gente involucrada, y tener la libertad de decir &laquo;vamos a improvisar&raquo; cuando tienes este aparataje encima es complicado. Pero realmente no es improvisar, es ensayar cosas en el camino para que se vea real. &iquest;C&oacute;mo defines la evoluci&oacute;n de tu carrera despu&eacute;s de todo este tiempo? Es extra&ntilde;o, porque, por ejemplo, como cin&eacute;filo siento que tengo gustos muy variados, diversos, me encantan muchos tipos de cine. De alguna forma sent&iacute; que mi cine deb&iacute;a reflejar eso. Soy fan&aacute;tico de Kubrick porque en cada pel&iacute;cula se reinvent&oacute; por completo, no sientes que &eacute;l regresa a explorar el mismo territorio. Yo, de alguna forma, me conect&eacute; mucho con eso cuando estaba en el proceso de Europa Report y de irme a otro mundo. Siento que dentro del cine que he hecho en Ecuador, s&iacute; hay un contenido social fuerte, una onda del realismo social, realismo sucio o como se lo llame... aunque tampoco es tan sucio porque siento que s&iacute; hay estilizaci&oacute;n. Pero esa faceta s&iacute; est&aacute; presente en mucha de mi filmograf&iacute;a. Y tambi&eacute;n hay una exploraci&oacute;n recurrente: la idea de la dualidad de un personaje, que empec&eacute; a explorar con &Aacute;ngel en Ratas, continu&eacute; con Vinicio en Cr&oacute;nicas, y con Jos&eacute; Mar&iacute;a en Rabia. Son personajes de mucha humanidad, que pueden ser muy entra&ntilde;ables, pero al mismo tiempo son seres despreciables en muchos de sus actos. Obviamente, en Sin muertos no hay carnaval hay mucho de eso: Estos personajes no llegan al extremo como en Cr&oacute;nicas, en la que hablamos de un violador de ni&ntilde;os, que es una cosa espantosa, sino que aqu&iacute; todos en alg&uacute;n momento hacen algo muy cuestionable. Ninguno se salva si te pones a pensar, pero me interesa mucho entender por qu&eacute; realizan estos actos, y c&oacute;mo hacer para estar en los zapatos de los dem&aacute;s y entender sus motivaciones para seguir ese camino.