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Ecuador, 21 de Diciembre de 2024
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Arte

‘Panorámica’, arte que circula y vincula

Foto: Andrés Laiquez
Foto: Andrés Laiquez
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¿Imagina usted una exposición de pintura o de fotografía en la sala de su casa o departamento? ¿Quizá una puesta en escena —danza, video, teatro, performance— en su sala de estar? Pues no es novedad que el arte, en nuestros tiempos, tenga la misión de salir de los museos y mezclarse con la gente. Su desacralización es producto de su propia naturaleza. La mediatización a través de los museos —como instrumentos de legitimación— no tiene el mismo peso que tuvo, por ejemplo, hace más de 300 años, tomando de referencia una de las instituciones más influyentes en este canon occidental como lo fue el Salón de París, que, por más de dos siglos, rigió la ‘verdad’ académica respecto a lo que era y no era arte, rechazando novedosas creaciones de indudable calidad y provocando así el malestar de ciertos creadores.

 

Así, los pintores expresionistas, a mediados del siglo XIX, iniciaron sus propias exposiciones paralelas en respuesta al jurado del salón que promovía motivos estéticos, idealistas e historicistas que iban de la mano con un estricto academicismo. Estas exposiciones paralelas son prácticas que se han repetido a lo largo de la historia en diferentes latitudes y por diversos motivos. En este contexto, presentamos aquí una conversación con la curadora de arte española María Ozcoidi, quien lleva a cabo el proyecto llamado ‘Panorámica’, que propone esta idea llevada a la práctica: trasladar el arte a las vidas y lugares cotidianos, íntimos y cercanos; en el que participan tanto los artistas como los habitantes de estos lugares: casas y departamentos.

 

El proyecto viene desarrollándose en Quito desde noviembre de 2013 y en él se han presentado artistas como David Coral, Vera Primavera, Alice Bossut, Roberto Vega, Juan Shapan, Miguel Ángel Murgueytio, Denisse Sarzosa, Santiago Erazo, Lisbeth Carvajal, Pamela Suasti, Omar Arregui y Gabriela Paredes Porras, en diversos espacios con anfitriones distintos. La selección de los espacios donde se realizan las muestras se da bajo criterios de ubicación, importancia patrimonial, relación con la comunidad, etc. Tanto para exponer como para participar en ‘Panorámica’ como artista, hay que ponerse en contacto con la curadora, quien gestiona la totalidad del proyecto.

 

María Ozcoidi es gestora cultural, ideadora de proyectos y linkeadora de actores culturales, estudió Humanidades en Pamplona, y en Londres desarrolló el tema de la curaduría artística; luego hizo una maestría en Mercado de Arte en Madrid y desde entonces ha seguido especializándose en el tema.

 

Para conocer algo más sobre este proyecto, conversamos con María, en el espacio del anfitrión Juan Ramón Barbancho, profesor español que ha sido invitado a nuestro país, en su casa en el Centro Histórico de Quito. Las fotografías exhibidas en la última edición del proyecto son obra del artista Raúl Chacón, de la serie Reinas de Quito, una muestra de imágenes drag, que ya había sido anteriormente presentada en el Centro de Arte Contemporáneo.

 

Para la inauguración de esta muestra, en casa de Barbancho, estuvo presente Simonné Bernardette, una de las reinas drag retratadas, así como otros 20 invitados.

 

¿Cómo inició este proyecto?

Esta ‘Panorámica’ inició hace ya un año y medio, cuando en esa ocasión llegué a Quito y vivíamos en un departamento, fue ahí que pensamos que aquel espacio podría ser compartido. Así ideamos el proyecto, invitando a un artista para que exponga una tarde o noche. Fue muy espontáneo, nuestro vecino era fotógrafo y decidimos probar el espacio con esa primera exposición, sin embargo, el trasfondo de todo esto fue y es desde un inicio dar la plataforma a artistas que no la tuviesen por cualquier circunstancia. Y hacerlo de una manera mucho más familiar, como sentirse uno mismo en casa, ese sentido produce comodidad y, por ende, cercanía, porque no es el escenario de una galería, donde la gente se reúne o está de pie, sin saber a veces a quién tiene a su lado e incomunicándose en el mismo lugar.

 

Usualmente, nosotros hemos sido los anfitriones, pero se trata de incluir a los demás. Eso sería lo ideal, crear una red de departamentos y casas en la ciudad de Quito. Entonces lo que hacemos es contactar con el anfitrión o anfitriona del espacio, les presentamos al artista y hacemos ese lazo para concordar la exposición.

 

Entonces, no se trata de repetir la práctica formal de las exposiciones en los museos, sin embargo, viene gente invitada pero, por cuestiones de espacio, hay un número limitado de personas que participan, ¿no es contradictorio entonces el hecho de tratar de incluir a los demás pero tener una lista de invitados que llega a cierto número?

 

No lo creo, porque, por ejemplo, si hacemos un evento vía redes sociales, podrían venir muchísimas personas, pero pensamos prácticamente, pues en cada lugar hay pertenencias personales, es un espacio íntimo, y no querríamos correr el riesgo de que algo pase, cualquier inconveniente, por eso la invitación es personalizada y está enfocada a un grupo asociado con el medio artístico, porque lo que queremos es que se vaya abriendo el círculo, y que esta práctica vaya rotando entre más anfitriones y más artistas, que la gente vaya conociendo este proyecto y se vaya animando para dar a conocer a otros artistas que no son tan conocidos en el mismo medio artístico, y así poder llegar a su trabajo de directamente.

 

Me parece que en Quito los museos y los centros de arte son abiertos, sí hay apertura, no veo tan difícil el hecho de exponer, como lo he visto en otras ciudades, donde la competencia es muchísimo más grande. No se trata de irse en contra de las prácticas de los museos, es aportar al arte desde la cotidianidad y la cercanía.

 

¿Cuál sería el alcance específico de este proyecto?

 

La intención es avanzar a otro nivel, lo que quiero hacer ahora es llevar esto a habitaciones de hotel, esto pensando también en la estética de las vistas panorámicas que tiene esta ciudad, Quito tiene unas vistas increíbles, pero cuando digo ‘panorama’ también me refiero a un medidor de lo que está aconteciendo en el país respecto al arte. Por ejemplo, hasta ahora la mayoría de expositores que han participado han sido de Quito, excepto Lisbeth Carvajal, que vino desde Guayaquil, Raúl Chacón, de España, luego se invitó a un colectivo español llamado Left Hand Rotation, que participó vía Skype... Así la idea es seguir introduciendo a más artistas de diferentes países, porque se pueden mandar obras tipo videos, y seguir con esta red.

 

¿Cómo ve la experiencia en España con estas prácticas de gestión artística?

 

Justamente hay una compañera, llamada Ángela Cuadra, artista, ella tiene un espacio llamado El Salón, que es su espacio expositivo, de hecho es el salón de su casa, una de esas construcciones antiguas de Madrid, con mucha belleza. También es un espacio propositivo: ella invita a un curador y él invita a los artistas, esa es la red que se va creando también allá.

 

Con respecto a la lógica de los museos y el arte en España, ¿hay alguna referencia o correspondencia con las lógicas de aquí?

 

No creo que exista una correspondencia explícita, son mundos diferentes. Considero que Madrid, en el sentido del arte, es un mundo súper complicado, es decir, hay muchas cosas por ver y espacios para muchos artistas, pero los artistas con los que nosotros hemos trabajado allá han sido los recién egresados, entonces, tienen poca trayectoria, pero la competencia allá es mucho mayor. Todos los nuevos artistas quieren llegar a Madrid o Barcelona, que son los dos puntos principales para el arte. Por ejemplo, entrar a un museo como el Reina Sofía sería casi imposible; solo podría hacerlo cuando esté el artista muerto o cuando tenga una gran trayectoria. Lo que sí hay allá es un mercado que acá no existe, entonces el mercado sí ayuda a que esos artistas nuevos se vayan moviendo y no solo en Madrid sino a escala nacional e internacional. Yo soy parte de un colectivo madrileño que se denomina Pensar Cultura, hicimos un proyecto durante un par de años y que se sigue haciendo con la Universidad Complutense de Madrid, que es vincular directamente a los artistas nuevos con el mundo laboral, se estudió una serie de dinámicas e invitamos a diversos sectores de ambos mundos, laboral y artístico a trabajar en conjunto. Yo vine a Quito porque en esta plataforma Pensar Cultura ideamos el LabLatino, con el que vinimos a Quito la primera vez en 2010 con Arte Actual(1) .

 

¿Por qué Quito, específicamente?

 

Ya conocía un poco la escena artística, por amistades y referencias de acá. Yo estaba dudando en viajar a Lima o Quito, esas eran las dos opciones. Pero acá la vida es más relajada que en Lima, que me gusta mucho también, pero considero que acá se pueden hacer muchas cosas que aún no se logran. Aunque hay un problema que lo veo constantemente: se debate mucho y hay poca acción. Y creo que es porque la gente aún no se lo cree, el hecho de vivir del arte, me refiero, y como no se lo cree, pues tiene aún cierto miedo de exponer su obra.

 

Aquí hay muy buenos creadores, muy buenos curadores, pero siento que les falta dar ese paso de saber ellos mismos que son buenos y pueden ser mucho mejores.

 

¿Cuál sería, en definitiva, la virtud del proyecto ‘Panorámica’?

 

Creo que la dificultad aquí no es exponer, porque de alguna forma tanto los profesores como los estudiantes de arte estamos enganchados al circuito local, entonces es ayudar a movilizar las obras, ese no es un problema para los nuevos artistas locales, creo que el problema es ese acceder a todas las redes de curadores, de críticos, que es lo que se hace con este proyecto, propiciar que se creen justamente otros espacios de contacto que son más íntimos, mas no familiares, porque eso suena a que fuésemos los padres o los representantes de los creadores, pero esto se trata de tejer relaciones mucho más directas, cercanas, saliendo del discurso muchas veces frío de los eventos culturales en que el lenguaje formal de las presentaciones se vuelve algo estéril.

 

Con esto se rompe la formalidad pero sin dejar de lado la importancia que tienen los trabajos de los artistas y la relación que hay que tener tanto con el creador o creadora, los invitados y los anfitriones. A la vez se propicia el mercado del arte, porque en las exposiciones, obviamente se pueden comprar los trabajos de los artistas, esa es la idea también. Y me parece pertinente reiterar que no es irse en contra de los museos ni los centros de arte, porque cada institución tiene sus políticas, sus presupuestos y sus misiones, es decir, su porqué con la sociedad. Yo siempre apoyaré los espacios que se abran para las prácticas y el mercado del arte. ‘Panorámica’ se trata de compartir, a través de la experiencia de la curaduría en la que he estado desde hace ya varios años, esa posibilidad de imaginar y aportar, por qué no, al inicio de una gran carrera de cualquiera de los creadores que han pasado por estas exposiciones.

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