En esta versión moderna de enfado y protesta ocurrida en España no se ha llegado a tales extremos de muertes e incendios, pero sí jugaron un papel muy importante las redes sociales, que canalizaron protestas airadas especialmente por parte de aquellas personas que se creyeron que lo que decían en dicho documental personalidades importantes de la cultura, periodismo y de la política sobre lo que en realidad sucedió en el Palacio de Congresos, era cierto. También existieron voces más blandas que felicitaban la originalidad de la idea y los que hacían llamados a la reflexión sobre cómo se debe filtrar la información que recibimos.

Aparentemente el presentador Jordi Evole, para decidirse a realizar el documental, jugó con la idea de que no estaba claro lo sucedido en aquel golpe de Estado y ha justificado la reacción y el enfado de la gente debido a que ha existido poca información y reticencia a proporcionar documentación sobre los hechos. Como consecuencia de ello, considera que la gente se aferra a cualquier "verdad", algo cuestionado por el político Gaspar Llamazares quien cree que el fake fue una falta de respeto.

Me pareció raro que José Luis Garci, director cinematográfico, ganador de un Oscar, se prestara para ser director de la puesta en escena del golpe, solo porque el Rey lo había ordenado. Por lo mismo, coincido con los que dicen que una importante lección se debe sacar de este hecho, en el sentido de que debemos evaluarnos cómo filtramos la información que recibimos de los medios de comunicación, porque siempre es necesario constrastar por nuestros propios medios quién dice la verdad y quién no.

Atte.

JÉSSICA JIMÉNEZ Z.