Expreso a usted mi rechazo por el llamado de atención impuesto por la Supercom al diario de su dirección, por las denuncias realizadas tanto por el suscrito como por el Sr. Granda Garcés y que fueran publicadas en EL TELÉGRAFO en contra de el Banco Pichincha.
Estas contundentes denuncias sirvieron para poner en evidencia ante la opinión pública ecuatoriana, de boca de los propios perjudicados, de lo que eran capaces los señores banqueros en Ecuador. Para denunciar lo que la Biblia, la Iglesia, los filósofos de la antigüedad, como Platón, Aristóteles, Cicerón y hasta el propio Santo Tomás, etc., ya lo hicieron en su momento y rechazaron tales prácticas.
Estas valientes denuncias recogidas por primera vez por un diario no mercantilista constituyen, antes que un linchamiento mediático, un despertar de conciencia, pues a raíz de ellas hemos recibido centenares de denuncias de prácticas similares ejercidas contra usuarios de la banca por quienes quieren acallar nuestras voces, para evitar que se sigan produciendo las denuncias.
Con las quejas por el supuesto linchamiento mediático se pretende callar a la prensa libre, pues el pánico se ha apoderado de quienes, lejos de convertir a la banca en una entidad de desarrollo, la convirtieron en un medio de enriquecimiento fácil y de poder, sin importarles que, para cumplir tal propósito, se pisoteaba el derecho ajeno.
Atentamente
Gustavo Guerrero