Soy yaguacheño, orgulloso de haber nacido en ese terruño hermoso de la Patria y en mis 74 años de vida agradezco a Dios por haberme permitido ser uno de los fundadores del Cuerpo de Infantería.

El aciago año 1941, cuando ocurrió el descalabro nacional, los únicos culpables fueron los sepultureros de la Patria, y la firma del Protocolo de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942 fue la infamia más insolente cometida a un país.

Vale recordar ciertos acontecimientos históricos políticos que incidieron para que ocurra la tragedia mencionada: Los diputados nombraron presidente al Doctor Aurelio Mosquera Narváez el 2 de diciembre de 1932 y nombró Ministro de Defensa al señor Galo Plaza Lasso, en ese período que desmembraron a las Fuerzas Armadas, cerraron la Escuela Naval y de Aviación.

El Doctor Carlos Arroyo del Río tomó posesión de su mandato el 1 de septiembre de 1940, nunca se preocupó de fortalecer a las Fuerzas Armadas, en junio de 1941 cuando el Perú inició la invasión a nuestro territorio, tenía en la frontera 30.000 soldados y el Ecuador 1.300. Todos sabemos el resultado de esos desaciertos políticos relacionados con la Defensa Nacional.

Recuerdo un pensamiento del General Douglas Mac Actur: Los viejos soldados nunca mueren, solo pasan y desaparecen como las estrellas después de haber servido a su patria.

Y en mi caso, en la Armada quedó mi juventud, mis mejores días sembrados en el altar de la Patria.

Franklin Eduardo Alvarado Acosta
Sgto IM (SP)