Una corta pero ardua campaña electoral cerró esta semana. Se vio y escuchó de todo. Unos acusaban a otros de un sinnúmero de cosas y muy pocas pudieron comprobarse. Para muchos, hubo una campaña sucia que empañó la situación y que impidió que los electores -que al fin y al cabo son los más importantes en este tipo de proceso- no pudieran analizar con detenimiento las propuestas de los candidatos.

La carrera por la Alcaldía de las dos ciudades más grandes del país captaron la atención de los noticieros y de la opinión pública. Incluso en el tramo final hubo hasta juego de nervios con las filtraciones de supuestas encuestas, lo cual constituyó una gravísima falta electoral. Pero bueno, ya todo acabó. Hoy los ecuatorianos vuelven a las urnas y desde mi humilde opinión lo que hoy debe prevalecer es el bien de todos. Y cuando digo esto me refiero a que, a través del voto, cada ciudadano debe pensar por el bien de su localidad, de su terruño, de sus vecinos.

Más allá de si algún candidato me cae bien o mal, los ecuatorianos debemos hacer memoria y recordar cuáles son las atribuciones que cada autoridad seccional tiene y evaluar el trabajo que han hecho (en el caso de que busque la reelección) o de ver si sus propuestas podrán ser realizadas.

Hoy es un día clave para todos. El Gobierno central puede hacer todos los esfuerzos posibles para que las cosas vayan por un rumbo idóneo, pero sin el respaldo de los gobiernos seccionales será complicado que cada rincón del país avance al mismo paso. Así que invito a los ecuatorianos a cumplir con nuestro deber y derecho cívico con la patria en el corazón y con la mente en el futuro. Un futuro mejor para todos nosotros.

Vicente Páez
Guayaquil