Hace unos 60 años esto es, en el siglo pasado, la fiesta de la Independencia de Guayaquil era la más grande celebración ciudadana, que se centraba principalmente en 4 magnos desfiles cívico-militares; comenzaban el día 7 de octubre con el desfile escolar, luego -el 8- el gran desfile colegial, de todos los planteles educacionales, fiscales y particulares, encabezados por las autoridades, rectores de colegios y profesores, seguidos por la elegante destreza de los cachiporreros acompasados de las denominadas bandas de guerra, además de los abanderados con sus escoltas, honor reservado a los mejores estudiantes, portadores de las banderas, tricolor del Ecuador, celeste y blanco de Guayaquil; y la bandera del respectivo colegio, tanto masculino como femenino, quienes orgullosa y respetuosamente, en ordenadas escuadras, todos henchidos de civismo, desfilaban a lo largo de la avenida 9 de Octubre, recibiendo el aplauso de la ciudadanía ubicada en las veredas, balcones y ventanas durante todo el trayecto. Los marchantes, haciendo el saludo y honores de rigor a las autoridades ubicadas en una plataforma ubicada al pie de la 2ª Zona Militar, culminaban en la Columna de los Próceres, en el centro del parque Centenario. El 9 de octubre era el magno desfile militar, encabezado por el Presidente de la República, ministros, Gobernador y demás autoridades; así mismo, a lo largo de la emblemática av. 9 de Octubre. La famosa parada militar comprendía prácticamente el desfilar de todas las ramas de las Fuerzas Armadas, su tropa, equipos y armamento pesado de esa época, como un acto cívico ineludible. El cuarto desfile era sui géneris, de antorchas por parte de los bomberos el día 10 en la noche.
Cabe resaltar que, para el gran festejo octubrino, todos los estudiantes tenían su nueva ‘parada’, que en el lenguaje guayaco de antaño significaba tener la vestimenta completa y nueva, compuesta de camisa, pantalón y zapatos para los varones, y para las niñas y señoritas obviamente era el vestido nuevo, aparte del uniforme de parada para el desfile, para los niños, niñas, jóvenes y señoritas adolescentes, que en el caso de los ternos se los alquilaba en la famosa y única casa comercial y de tintorería del español Tobalina.
El ‘plato fuerte’ de la celebración de la Independencia de Guayaquil lo constituía la Feria Agrícola-Ganadera y Artística de Caraguay, al sur de la ciudad, cuyas siglas significan ‘Cadena Radial Guayaquil’; los organizadores fueron los principales radiodifusores de la ciudad, quienes se encargaron de presentar a grandes artistas nacionales y extranjeros de renombre internacional; además de circos, y el parque de diversiones Bim Bam Bum, en donde también se presentaron afamados cantantes, Todo a precios populares y prácticamente nadie dejaba de asistir, con la sana alegría y el respeto añorado a los festejos octubrinos de antaño, que culminaban el 12 de octubre con el mal denominado Día de la Raza, recordando el descubrimiento de América, con los consabidos rodeos montubios en parroquias y cantones cercanos a Guayaquil, mientras aquí los festejos eran callejeros, con el famoso palo ensebado, los torneos de cintas y los infaltables campeonatos de indorfútbol.
Fernando Coello Navarro
Abogado y Máster en Docencia
[email protected]
