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Los ecuatorianos somos masoquistas: cuando enfermamos, lloramos y nos quejamos, pero somos reacios a tomar o inyectarnos los medicamentos que el médico nos receta para sanar.
Así somos, nos hemos quejado toda la vida por los gobernantes ineptos que desbarrancaron nuestro país al abismo de la miseria y clamábamos por un dictador como Pinochet para eliminar la lacra de la corrupción.
Bueno, ahora tenemos a un gobernante idóneo: honesto, con imaginación y energía, decidido a tomar al toro por los cuernos y no ceder a intereses personales ni partidistas, transformar al país con un código penal para el equilibrio, respeto entre pobres y ricos, castigar al delincuente por cometer hechos ilícitos, con métodos actualizados a los tiempos modernos, con uso de armas sofisticadas y tecnología de punta para combatir sus fechorías.
Es un Presidente preocupado por lo elemental, mejorar la salud, excelencia en la educación, beneficios sociales, vías públicas, recaudación de impuestos, sin embargo, hay ciertos ecuatorianos que añoran el pasado, que dicen fue mejor, tal vez será para mentes corruptas que destilan odio, envidia o no alcanzan a comprender que cumpliendo las normas y leyes crearemos una patria digna y soberana.
Hoy, nuestro pequeño país en territorio es un gigante para el mundo, como un ejemplo de una economía humanista para el Buen Vivir.
Atentamente
Héctor García Rivera
C.C. 0900463837