Empieza septiembre y el aire se llena a perfume floral y dulce en las zonas de bosque seco de Ecuador; pequeños árboles de ramas retorcidas con aspecto surrealista empiezan a vestirse de verdor intenso que, con el pasar de las semanas, tomarán colores rojizos. Es el fruto del árbol de ciruelo, la ciruela o como se la conocen entre los hombre y mujeres del campo como cirguela.
Este es un fruto pequeño de una sola semilla, cuya piel y pulpa poseen un color intenso según la variedad, que normalmente es amarillo y rojo, jugosa de agradable sabor dulce, contiene alta cantidad de fibra, vitamina C, vitamina K, potasio y sorbitol, entre otros componentes. Es un cultivo estacional que empieza en el septiembre hasta mediados de noviembre, mueve de manera dinámica la economía de las zonas donde se siembra y cosecha.
La comuna Petrillo es una de las zonas cercanas a la ciudad de Guayaquil, a unos 30 minutos. Una pintoresca población agrícola al filo del carretero y a sus espaldas el río Daule, eje de esta comuna, en donde uno de sus rubros de producción es precisamente la ciruela, en esta población se acopia y comercializa toda la producción del sector.
Llama la atención analizar este producto por considerar que se pueda dar agregación de valor, mejorar la economía de Unidades de Producción Agropecuaria (UPA) y como oportunidad comercial para las Organizaciones de Economía Popular Solidaria (EPS).
A inicios de septiembre y durante todo el tiempo de cosecha se pueden ver en Petrillo camiones de comerciantes de otros sectores del país comprando este producto, desatando la cadena comercial y la actividad de intermediación -muchas veces tóxica- en donde el comerciante impone precios y el productor es quien menos gana.
Pedro Pablo Jijón