El 11 de julio de 2011, a través del portal web del Consejo Nacional Electoral, se hizo la “Convocatoria a prueba de oposición para CES y CEAACES”. En dicha publicación aparecen 5 preguntas sobre las cuales el o la postulante a este concurso deberá desarrollar un ensayo que constituye parte del concurso para la selección de los miembros que integrarán la CES (Consejo de Educación Superior) y el CEAACES (Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de Educación Superior del Ecuador).
Deseo expresar, a través de su medio de comunicación, mi rechazo y desacuerdo con las primeras tres preguntas entregadas por la Comisión Técnica Académica (CTA) para su publicación.
-Primera pregunta: “Tomando en cuenta que las universidades ecuatorianas se encuentran con clasificación muy baja en el ranking mundial, ¿qué se necesitaría hacer para mejorar su calificación?”
Es necesario recordar que las evaluaciones del Conesup y del Conea sufrieron ajustes en sus indicadores y metodologías, lo que originó que los resultados presentados tuvieran cambios en su calificación. La mencionada pregunta encierra un juicio de valor inaceptable. Las universidades ecuatorianas, como otras, en el mundo entero, acusan deficiencias, omisiones y errores que exigen reformas académicas, estructurales y administrativas. ¿Por qué, entonces, puedo aceptar, como tema de ensayo, con extensión de 1.250 a 1.500 palabras, tal clase de pregunta, la misma que califica ya en lo académico a estos centros de educación superior?
-Segunda pregunta: “¿Cómo la academia apoya o imposibilita la igualdad social?”
Es inaceptable que con los cambios existentes en el marco normativo legal, Constitución y LOES se piense siquiera que la educación superior imposibilite la igualdad social. Dentro de los Derechos Humanos, de los Objetivos del Milenio y de los Derechos y Garantías Constitucionales se establece claramente que uno de los ejes transversales para el desarrollo de la sociedad es la inclusión social y esto solo es posible con mecanismos de igualdad como son: la educación, la salud y la lucha contra la pobreza. Es inaceptable incluir, de manera implícita, aquello de “¿cómo la academia apoya o imposibilita la igualdad social?”.
Siempre he manifestado que los profesionales que salen de nuestras universidades deben tener conciencia social y, por lo menos, un conocimiento básico de la política. Llegar a la igualdad social es un objetivo de todos y, por supuesto, de las universidades y politécnicas.
-Tercera pregunta: “¿La ética en el proceso de educación superior es indispensable y por qué?”
Sin ánimo de ser redundante, me pregunto, ¿cómo es posible creer que la ética no es el marco y base de estos centros? La presencia de la ética en la vida es necesaria, como también en el proceso de formación académica y en el ejercicio profesional.
Estos son mis criterios sobre las preguntas que fueron elaboradas por la CTA, con la que nunca estaré de acuerdo.
Finalmente, estas preguntas incluidas en la convocatoria jamás las conocí y, peor, las aprobé.
Gracias por atender esta comunicación.
Ec. Carlos Cortez
Vicepresidente
Consejo Nacional Electoral