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Ecuador, 18 de Febrero de 2025
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Pepe Mujica y su mensaje inspirador

José Mujica proclama que no se puede comprar el tiempo, ya que es el bien más valioso que existe en la vida.
José Mujica proclama que no se puede comprar el tiempo, ya que es el bien más valioso que existe en la vida.
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José Alberto Mujica Cordano, más conocido como ‘Pepe’, es sin duda alguna un personaje ejemplar para Uruguay, América Latina y el mundo. Su humildad y carisma lo han hecho merecedor del cariño de su pueblo. No solo eso, ‘Pepe’ Mujica ha sido reconocido internacionalmente por sus ideas revolucionarias, las cuales rompen los paradigmas impuestos por el sistema capitalista que ha dominado el mundo. Es por tal motivo que fue uno de los invitados principales del ELAP 2016 celebrado en Guayaquil. En esa oportunidad, este personaje llamó a la concienciación y reflexión de los ciudadanos, como lo ha hecho en intervenciones previas.  

Mujica es conocido por resaltar la importancia de la participación de las nuevas generaciones. Él ha reiterado que la gente adulta está irremediablemente perdida y que es mejor enfocarse en los chiquitos, ya que ellos se encargarán de crear una nueva civilización. Esto puede sonar desalentador, pero es un llamado a analizar la situación actual. La sociedad de estos tiempos está sumida en el consumismo impuesto por las transnacionales, y en la soledad, producto del crecimiento desmedido de las urbes, los dos casos son consecuencias de la tan aclamada ‘globalización’.

La gente se ha vuelto esclava de lo material, poniéndolo como un elemento indispensable para sentirse feliz. Las sociedades actuales miden su felicidad de acuerdo a cuánto dinero, cuántas casas y autos tienen, o qué modelo son sus teléfonos y demás cosas materiales. Por el contrario, ‘Pepe’, siendo Presidente de Uruguay, donó el 80% de su sueldo para proyectos sociales, argumentando que el 20% era suficiente para vivir porque incluso hay otros uruguayos que logran vivir con un ingreso menor. ¿No es acaso un verdadero ejemplo? Es cuestión de preguntar cuántos presidentes en la historia del mundo han tenido un gesto tan solidario con su población como él.

Al parecer, vivimos en sociedades que se caracterizan por la inconformidad. La satisfacción de las necesidades materiales no alcanza para saciar el deseo de las personas, que continúan en la búsqueda de un ‘algo’ que ni ellas mismas saben qué es. Es en estos momentos que Mujica nos recuerda que “pobres no son los que tienen poco, pobres son los que quieren infinitamente mucho, y desean y desean más”.

El mercado gobierna a la población y ‘Pepe’ Mujica llama a que sea la gente la que gobierne al mercado. Resalta que las personas dedican cada vez más tiempo a trabajar para poder comprar más, pero a un alto costo. En este proyecto de crecimiento material infinito se desaprovecha el limitado tiempo que tenemos sobre la Tierra, y en este esfuerzo se nos va la vida. En ese sentido, ‘Pepe’ proclama que no se puede comprar tiempo, y que  el bien más valioso que existe es la vida.

José Mujica proclama que no se puede comprar el tiempo, ya que es el bien más valioso que existe en la vida. Foto: cortesía Buen Vivir

Mujica aprovecha sus intervenciones para hacer notar que las decisiones de las personas ya no son propias, sino que dependen de las necesidades creadas por el mercado y de fuerzas económicas que escapan al individuo. Es por esto que invita a que las personas hagan uso de su voluntad, porque es la herramienta de lucha que se necesita para enfrentar las imposiciones. Al limitar la voluntad, se limita la libertad de decidir por uno mismo.  
La misma globalización ha promovido el crecimiento de las ciudades, cambiando el estilo de vida y las dinámicas de relación entre sus habitantes. No obstante, Mujica recalca que esas ciudades aglomeradas están llenas de gente que se siente sola, y de gente que ha perdido la noción del sentido de sus vidas. Este modelo de vida ha promovido el avance del individualismo y el retroceso de la vida en comunidad. Irónicamente, ahora las personas se someten por voluntad propia a algo que en civilizaciones anteriores era considerado como uno de los peores castigos, el aislamiento.

La voz de Mujica se ha escuchado en el mundo entero, sin discriminar zonas geográficas ni diferencias ideológicas. Su mensaje trasciende a estos aspectos. El saliente mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, ha reconocido el liderazgo de Mujica y su credibilidad en temas relacionados a la democracia y los derechos humanos. Asimismo, presidentes como Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Fernández y Dilma Rousseff manifestaron su admiración y apoyo a sus propuestas.  

El Gobierno japonés, por su parte, utilizó el discurso de Mujica en la Conferencia Río+20 para hacer un libro para niños, adecuando el mensaje didácticamente para ser utilizado como material de estudio en las escuelas de ese país.

Las palabras de este líder interpelan a todos, ciudadanos y gobiernos. Él llama a vivir por una causa, a reflexionar sobre el estilo de vida que se lleva, en el que las decisiones dependen de lo que el sistema impone, minimizando la voluntad humana. Llama también a que los jóvenes se involucren en la construcción de una nueva civilización y, sobre todo, a amar la vida.

Los argumentos de Mujica pueden quedarse en palabras bonitas, pero lo importante es poner un granito de arena. Tal vez no se pueda cambiar el sistema en el futuro inmediato, pero cada pequeña acción cuenta. Como lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. (I)

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