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Ecuador, 23 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Las aves que inspiraron a Darwin luchan por su supervivencia

Los pinzones de manglar son una de las especies que se encuentran en el archipiélago de Galápagos.
Los pinzones de manglar son una de las especies que se encuentran en el archipiélago de Galápagos.

Son 13 las especies de pinzones que viven en las islas Galápagos, un símbolo de la evolución. Aparecen en libros de texto, postales y artículos científicos como una imagen emblemática de las investigaciones realizadas por Charles Darwin.

Este naturalista británico pensaba que todos los pinzones de las islas descendían de un antepasado común y que, con el transcurso del tiempo, se habían ido formando las especies actuales. Las pequeñas diferencias entre unas y otras especies de pinzones, según lo advierten los científicos, habrían aparecido lentamente, a lo largo de cientos o quizás miles de años. La explicación dada por Darwin fue que todos ellos son descendientes de una pareja original de pinzones, y que la selección natural causó las diferencias.

En la actualidad, 2 de los pinzones de Darwin —el pinzón de manglar y el pinzón mediano de árbol— han sido clasificadas como especies en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y otros, como el pinzón cantor o el pinzón carpintero, parece que también experimentan un fuerte retroceso.

Según el artículo científico En las Galápagos, una amenaza insidiosa a los pinzones de Darwin, de la investigadora Elizabeth Kolbert, colaboradora de la revista estadounidense The New Yorker, las razones que ponen en riesgo a estas aves son complejas y, al parecer, suponen una sinergia entre la destrucción del hábitat, las enfermedades y la depredación por parte de nuevas especies. Uno de los mayores culpables es una mosca parasitaria —otra nueva especie— conocida como Philornis downsi.

Los científicos que trabajan en el archipiélago advierten de que, a menos que se encuentre el mecanismo para controlar a esta mosca, se podrían acabar perdiendo una o más de las especies emblemáticas de pinzones.

La mosca, que solo se conoce por su nombre en latín (Philornis significa “quien quiere a los pájaros”), pertenece a la misma familia que la mosca común.

Es originaria de Trinidad, Brasil y de otros países de América del Sur, aunque no se sabe con certeza. De acuerdo con Kolbert, probablemente llegó a Galápagos a finales de 1960 —se encuentran ejemplares en colecciones de museo— pero hasta finales de 1990 no empezó a llamar la atención de los ornitólogos.

Según los científicos, cuando es adulta, la Philornis downsi es inofensiva, pero las larvas, en su corta vida, pueden ser muy dañinas. “Las hembras ponen los huevos en los nidos de los pájaros justo cuanto están naciendo los pajaritos”, señala Kolbert en su estudio publicado en la revista en línea Yale Environment 360.

Un día o dos más tarde, los huevos se rompen y la larva —aproximadamente del tamaño de un grano de arroz— se introduce en los orificios nasales de los pajaritos. Tjitte de Vries, ornitólogo y ecólogo, profesor de la Pontificia Universidad Católica, indica que la presencia de ratas introducidas también constituye un peligro para estas aves. “Se suben al árbol y llegan al nido de pichones y se comen los huevos”.

Hoy en día, hay un proyecto importante que está orientado a proteger al pinzón de manglar (Camarhynchus heliobates), una de las 14 especies de pinzones de Darwin que solo viven en el archipiélago.

El proyecto para recuperar al pinzón de manglar es ejecutado por el Ministerio del Ambiente, a través de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, la Fundación Charles Darwin y el Zoológico de San Diego. Esta iniciativa se desarrolló en 3 fases que contemplaron la recolección de los huevos de los nidos naturales y su posterior incubación artificial en los laboratorios implementados; el traslado de los pichones a los aviarios de preliberación, su liberación y el monitoreo.

Según la Fundación Charles Darwin, el pinzón del manglar es el ave más rara del archipiélago con una población estimada de 80 individuos que habitan en apenas 30 hectáreas en 2 lugares de la Isla Isabela.

La Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN clasifica al pinzón de manglar en “Peligro Crítico”. Las principales amenazas conocidas son la mosca parásita introducida, Philornis downsi, y la rata negra introducida (Rattus rattus). Desde hace casi 8 años, el equipo del Proyecto Pinzón de Manglar ha realizado censos durante la estación de cría para determinar el éxito de los nidos, el tamaño de la población y sus territorios. Los investigadores efectúan el control y seguimiento de depredadores introducidos en una colaboración biinstitucional con el Parque Nacional Galápagos.

En este año, por primera vez en Galápagos, se inició un programa de crianza en cautiverio inicial para incrementar el tamaño de población y rango de distribución del pinzón de manglar.

Tan solo en la primera estación, el equipo del Proyecto Pinzón de Manglar aumentó el éxito de los polluelos mediante la crianza y posterior liberación de 15 a su hábitat natural. Hasta el momento, algunas especies de pinzones han padecido una extinción local, es decir, han desaparecido de al menos una de las islas donde previamente habitaban. Por eso es vital que estas iniciativas tengan el apoyo suficiente para proteger a estas especies únicas en el planeta.

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