“Diego Pérez, el hombre de teatro que ahora sufre un quebranto en su salud y necesita nuestra ayuda”, reza una cuña elaborada para promocionar un evento organizado por sus compañeros artistas, amigos y familiares, para recaudar dinero que les permita solventar los gastos médicos. Y también para homenajearle por sus 50 años de actividad artística. Y casi al mismo tiempo, dos días después, otro acto similar, también para recaudar dineros para pagar los gastos médicos de otro artista, el cantautor Jaime Guevara, quien cumple 40 años de vida musical y, lamentablemente, sufrió un accidente en el bus en el que viajaba. Estos dos eventos, que se realizan en el Teatro Nacional, reflejan la situación de los artistas y creadores nacionales, sobre todo aquellos que han dedicado toda su vida a la cultura. Al no contar con ninguna protección ni seguridad social y peor laboral, ante cualquier mínimo accidente, no queda otro remedio que recurrir al plan PDS: Peña de solidaridad, como con humor dicen los propios artistas. Luego de nueve años, la situación de los artistas y creadores sigue siendo la misma. Su situación sigue precaria; sin acceso a la seguridad social, sin acceso a beneficios, como créditos hipotecarios, quirografarios. Y sin ningún beneficio ni estabilidad laboral. Y lo que es peor, sin reconocimiento a su trabajo creativo, a pesar de que la Constitución garantiza la remuneración por su trabajo. Diego sufre una enfermedad degenerativa; “catastrófica, de curso progresivo y mal pronóstico” (ELA).  Y el ‘Chamo Guevara’ sufrió una caída de un bus. El chofer -como siempre- no se hizo responsable y, a pesar de las gestiones, fue imposible aplicar el seguro obligatorio de transporte. Las lesiones le obligaron a permanecer hospitalizado y luego en reposo absoluto. Mientras tanto, las autoridades de cultura se han enfrascado en una discusión en torno a la Ley de Cultura. Cartas van y aclaraciones vienen. Absurdo. Y dada la situación de crisis local y global, los recursos para cultura también han sufrido un significativo recorte, que ha obligado a suspender, por ejemplo, los fondos concursables del Consejo Nacional de Cine, lo que -a su vez- generó que su director ejecutivo ponga a disposición su cargo.  Pero además, para paliar la crisis económica, el presidente Correa anunció que remitirá a la Asamblea Nacional proyectos de ley con el carácter económico urgente. Estos nuevos proyectos -sin duda- modificarán el cronograma de la Asamblea que -recordemos- había anunciado a inicios de año la aprobación de 36 leyes.  Es decir, seguramente el tratamiento de la Ley Orgánica de Cultura sufrirá -una vez más-  un nuevo retraso. En los ‘insumos’ que el Ministerio de Cultura remitió a la Asamblea Nacional, para que sean incorporados en el alcance para el informe a ser discutido en segundo debate, se  incluye el tema del seguro social para artistas, pero no se dice cómo se aplicará ni cuál será el mecanismo. Supongo que esa será tarea de los asambleístas. Lo mismo sucede con el tema laboral; modalidades de contratación, seguridad ocupacional y regularización de las jornadas laborales. Es más, se plantea el reconocimiento a la creación artística y cultural como actividades estratégicas. Lo positivo de esta penosa y dolorosa realidad de nuestros creadores es la respuesta de los propios artistas que, sin dudarlo, se suman solidarios a estos actos para recaudar fondos. Y también del público que acude con generosidad a entregar su aporte. Está claro que si un artista no puede solventar sus más básicas necesidades, menos podrá ejercer sus derechos creativos y culturales. Es por esto que no podemos dejar de exigir -al Ejecutivo y al Legislativo- que la aprobación de la Ley de Cultura sea también una prioridad y sea tratada con el carácter de cultural y económicamente urgente. (O)