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El Telégrafo

Yasuní-ITT: el Ecuador a la vanguardia del cambio de era (5)

03 de diciembre de 2011

El tema Yasuní-ITT se lo ha venido manejando con un pensamiento maniqueísta, una lucha entre el bien y el mal, como si fuera blanco o negro, y con la lógica aristotélica del principio del tercero excluido: entre A y B no hay lugar a C. reafirmando el razonamiento falsamente dilemático, que ha dominado a la humanidad por miles de años, hasta Einstein.

Tal como se encuentran planteadas las opciones, siempre se pierde: en la opción A la posibilidad de que en el futuro se pueda explotar el petróleo, cuando mejoren los sistemas de extracción del crudo que garanticen la sostenibilidad de Yasuní. Con la opción B se obtiene en lo inmediato recursos económicos de la extracción del petróleo, y con el nivel de la ciencia y la tecnología actual se puede decir que se garantiza la contaminación y destrucción del Parque Nacional Yasuní.

Tenemos que superar el falso dilema de los malos versus los buenos. Todos somos responsables de la destrucción ambiental: los unos con sus acciones, conscientes o inconscientes de producción y destrucción; y también los otros, con su pasividad e ignorancia. La lógica de la eficacia productiva inmediata de los países imperialistas, las empresas transnacionales, los productores y consumidores obsesionados, que solo ven el beneficio económico inmediato,  sin  importarles  la conservación del patrimonio natural y cultural, debe ser superada con  sabiduría y acciones que conduzcan a la conservación de los sistemas ecológicos y la sustentabilidad del planeta: cuidando la geosfera, la biosfera y la sociósfera.

Todavía somos demasiado ignorantes sobre los efectos secundarios de la producción industrial y de las tecnologías de extracción del petróleo. Yasuní representa el mayor tesoro natural del Ecuador y es el que tiene que ser más protegido. El mundo occidental está desesperado por el  petróleo ecuatoriano, la prueba es la participación de la OTAN en Irak, Libia y sus deseos inconfesables de invasión a Irán.

No debemos ceder en el juego de poder de los enemigos encadenados, para que el primer mundo sea el que decida sobre nuestro petróleo en Yasuní, por su deliberada no contribución económica al Plan A. Al igual que el mariscal Kutuzov salvó a Rusia cuando fue invadida por Napoleón, el presidente Correa necesita mucha paciencia, eliminando los plazos, ya que el futuro está a nuestro favor: aparecerán nuevos pensamientos, conocimientos  y tecnologías que permitirán la explotación sustentable de Yasuní.

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