Sin duda, el cine en el Ecuador vive su mejor momento. El estreno del nuevo filme de Sebastián Cordero es una prueba de ello. El cine nacional tiene, además, un público leal que asiste a llenar las salas. “Con mi corazón en Yambo”, de María Fernanda Restrepo, rompió récords de taquilla, ya que acudieron a verla más de 230 mil personas, lo cual es todo un hito para un largometraje documental.
Nunca se ha producido tanto cine como hoy; si antes se estrenaba un largometraje cada cinco años, ahora se producen 3 cada año. Además de cortos documentales, ficción, animación. Y festivales de todo tipo de cine. Todo gracias, en buena parte, al apoyo del Gobierno Nacional a través del Consejo Nacional de Cine. Desde hace cinco años existe el Fondo Concursable que entrega, anualmente, alrededor de 900 mil dólares. Es decir que, durante el gobierno de la Revolución Ciudadana, se han entregado casi 5 millones. Así mismo, gracias al ingreso de Ecuador a Ibermedia, a través de un pago anual de 100 mil dólares, los cineastas nacionales han podido acceder al Fondo con recursos que superan los 350 mil cada año.
“Pescador” es una película de las llamadas “de carretera”, que tiene el color, el sabor y el ritmo de Ecuador. Nos relata aquel famoso hecho que sucedió en El Matal cuando un cargamento de cocaína brotó del mar y los pescadores lo recogieron. Con esta película de bajo presupuesto (700 mil dólares) Cordero ratifica un nivel que, sin duda, está sobre el resto de cineastas del país. Una magnífica dirección, en la que incluso las improvisaciones, como ejercicio de libertad, están “planificadas”. La actuación de Blanquito es lo más destacado, es su papel natural, de ahí que no sorprende los premios recibidos en Guadalajara y Cartagena.
Valencia marca su espacio y ratifica su magnífica capacidad actoral. El debut de Marcelo Aguirre (el notable pintor) en la pantalla grande, como Elías, es más bien discreto; le falta fuerza y seguridad. La actriz colombiana María Cecilia Sánchez aporta, aunque no marca diferencias. Una película en la que seguro nos reconocemos, no solo en el paisaje y las ciudades, sino en el modo de ser y de vivir. Un tema, el narcotráfico, que Cordero logra abordarlo sin drama ni amarillismo, sino más bien con sutileza a partir de una crónica que aunque es “puritita realidad” parece una historia de ficción.
El sector del audiovisual en el país no solo es el más productivo sino también el más organizado, y por ello cuenta con un Consejo que, además, ha sido eficiente en el cumplimiento de sus tareas. Es por esto que camina siempre unos cuantos pasos por delante del resto de sectores. Mientras Cordero retorna a Nueva York a continuar con el rodaje de su nueva película, “Europa”, nosotros debemos asistir a las salas y sentirnos orgullosos de nuestro cine.