En la tradición cristiana, Jesús cumplió anteayer 2020 años de haber nacido en Belén (Judea); un niño muy especial. Es de esta manera que inicia la historia de Jesús, que para algunos es apenas un hombre, para otros el profeta que es hijo único de Dios.
¿Cómo sería Jesús si él viniese en este tiempo? ¿Sería de clase media o pobre, usaría pantalón o vestido, tendría celular, sería vegetariano, le gustaría la tecnología y regaría sus mensajes por todas las redes? ¿O tal vez sería una mujer negra? ¿Se sorprendería de lo que hicieron con sus mensajes?
Esas son parte de tantas preguntas que aparecen entre los occidentales que conocemos la vida del personaje más importante de la historia de esta parte del mundo. También hay discusión sobre si nació en Belén y hace 2020 años, pues los historiadores no tienen un acuerdo. Lo que sí comparten es la existencia de un hombre que en esa época y región incidió en el campo de las ideas y de la cosmovisión del mundo occidental.
Si Jesús naciese en este tiempo, probablemente se sorprendería de lo que hicieron en su nombre. Miraría a su alrededor, a un mundo caracterizado por una moral dudosa, en el que prima lo individual sobre lo colectivo y donde el crecimiento que reina se basa en el egoísmo financiero y político; tendría un dolor en el corazón ante la indiferencia frente a su mensaje original de amor, hermandad, fe, justicia e igualdad.
Los falsos mesías, que direccionaron hacia principios contrarios de lo que Él pensaba, serían tal vez el espacio de lucha de un nuevo Jesús. Este nuevo Jesús, que tiene la necesidad de modificar la condición humana, empezaría por su Iglesia, contra la exagerada jerarquización, la haría más democrática, no tendría problema en la ordenación de las mujeres, no criticaría ni perdonaría desde el pedestal de los altares y tal vez sería un líder para luchar por los DD.HH., separando política de religión.
Tal vez se comunicaría mediante redes sociales, con mensajes para la creación de más “Jesuses” cotidianos que le ayuden a construir un ejército de gente que rescate su humanidad en la relación con el otro. Claro, estaría rotundamente sorprendido con las guerras y con la violencia que existieron y existen en nombre de Dios.
¡Feliz Navidad, y que viva el cumpleañero! (O)