Y los cuencanos de antaño ya no existen. Me refiero a aquellos personajes en la función pública que en su momento fueron referentes a nivel nacional como el caso de alcaldes como Alejandro Serrano Aguilar, Fernando Cordero Cueva, Marcelo Cabrera Palacios o Prefectos como Paúl Carrasco Carpio, que desde sus espacios de representación popular se constituyeron en paradigmas de la gestión pública.
Y es que al parecer desde hace algunos años a la fecha, Cuenca ha perdido ese sitial que en otrora tuvo en el país, cuando hablar de nuestra ciudad era hablar de gobernantes que habían puesto una impronta en el manejo de la cosa pública para el bien general de la sociedad. Cuenca, ya no es patrimonio sino “Ciudad Olvidada”.
Fuimos paradigma en varios aspectos incluyendo al sector justicia, de cuyos jueces se decía había que leer sus sentencias para aprender como me comentó un maestrante de la Universidad Andina. Hoy hay buenos jueces y buenos fiscales pero no basta para constituirse en referente de la justicia ecuatoriana. Y en lo que atañe a quienes han estado en la Corte Suprema, hoy Corte Nacional, a excepción de Manuel Córdova Galarza, Cuenca no ha estado bien representada, pues quienes han llegado, solo ellos saben como lo hicieron. Esperemos que Felipe Córdova Ochoa se convierta a su temprana edad como un juez de los que Cuenca dio a la luz en otro momento.
Y en el campo de la política hubieron los de la “generación asesina”, esa juventud que se deleitó con el poder y que ha sido etiquetada negativamente, siendo prudente no mencionar sus nombres. Pero a la otra orilla tenemos políticos relativamente jóvenes que han demostrado liderazgo en estos últimos años como Esteban Bernal Bernal que tuvo un buen desempeño en la Asamblea Nacional y creemos tiene la madera suficiente para liderar cualquier proceso político en la ciudad, pues no basta el título sino el conocimiento de la política como el arte de gobernar. Y en ese marco es oportuno recordar a Xavier Enderica Salgado ex Gobernador del Azuay que evidenció carisma y dotes en la función pública.