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El Telégrafo

“¿Y la izquierda? Al fondo a la derecha”

24 de junio de 2011

Este grafiti de los Indignados, en España, nos recuerda el escritor Mempo Giardinelli, desde Argentina. Y lo hace a propósito de los 6 mil millones de pesos que el gobierno de la presidenta Kirchner invertirá en la Copa América de fútbol, mientras el 41% de los niños argentinos, sobre todo en el Chaco, viven en condiciones de pobreza, y el 14,3% en la indigencia. Giardinelli no quiere que se repita aquel nefasto episodio de 1978, cuando la dictadura argentina utilizó el Mundial de fútbol como escudo para intentar ocultar a miles de desaparecidos, asesinados y torturados.  Al final, el pueblo argentino tumbó la dictadura y ahora juzga y condena a los asesinos.  

En México también se ha generado, al fin, una reacción ciudadana frente a la violencia y una resistencia activa que está dispuesta a confrontar al terror desatado por los narcos.  ¿Acaso en Ecuador no deberíamos también indignarnos frente a la violencia y la delincuencia que amenaza no solo las libertades sino los derechos ciudadanos fundamentales? ¿O indignarnos frente a los jueces que, acorazados, corroen la esperanza y matan cualquier mínima opción de justicia y verdad?  

La movilización de los Indignados reveló la inconformidad contra el poder político y poder financiero que solo buscan recortar las conquistas sociales y laborales. Por ello, los jóvenes españoles lo tienen claro, los dos grandes partidos no son uno de izquierda y otro de derecha, no. Los dos son lo mismo, son PPOE. Sin embargo, si bien las proclamas demandan una democracia real, no cuestionan el modelo económico  ni la economía de mercado. En Portugal, como en España, también ganó la derecha en medio de una crisis económica que amenaza, por los vientos huracanados de Grecia, contagiar a otras economías europeas.

En el Ecuador, esta frase también puede aplicarse. La llamada y auto-denominada izquierda hoy no solo se codea, sino que camina de la mano con la derecha. Juntitos.  No importa ni los principios ni las posturas ideológicas o el accionar político, solo importa oponerse, como sea y a costa de lo que sea, a la Revolución Ciudadana y al presidente Correa.   Pero, y ¿la otra izquierda?, ¿la que, se supone, también está en el ejercicio del poder? Tampoco ha sido capaz de visibilizar una propuesta clara y articulada a las demandas y necesidades ciudadanas, ni un proyecto político de izquierdas. El presidente Correa resulta un torbellino, sin límites ni techos, que lo rebasa todo, no solo a la oposición de la derecha sino también a las izquierdas.

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