Públicamente se ha hecho conocer quien se encargará del Ministerio de Cultura. Tamaña e importante responsabilidad, en un país al que a muy pocos le interesa la cultura. Por cierto, la nueva Ministra se va a encontrar con muchísimos requerimientos. Y uno de ellos, es que un gran número de escritores, artistas y gestores culturales, plantean que se emprenda una exhaustiva fiscalización de la institucionalidad cultural oficial y de la privada que recibe y ha recibido recursos económicos del Estado, para conocer cómo se han manejado los recursos económicos que se les ha entregado. Basta señalar, por el momento, que en la Asamblea Nacional el ex Ministro Pérez Torres y el ya mismo ex Presidente de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura, Camilo Restrepo, cuando fueron llamados a explicar por qué razón se perjudicó a los Núcleos Provinciales de la Institución, entregándoles cantidades menores a las que legalmente les correspondía de acuerdo al Reglamento de la Ley de Cultura, con el mayor desparpajo, señalaron que para ellos el Reglamento era inconstitucional y que por eso no lo cumplieron. Hay dos informes: de la Comisión de Educación y Cultura y de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, que señalan claramente esta ilegalidad y la responsabilidad de estos señores. De acuerdo a la Constitución de la República ningún funcionario público está exento de responsabilidades en el ejercicio de sus funciones. No cumplir con la ley es un delito.
El Ministerio tiene como obligación jurídica frente a un proceso eleccionario que se avecina, fiscalizar lo ocurrido en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en la que se procedió ilegalmente para la elección del Presidente Nacional, y en especial, del Directorio del Núcleo de Pichincha. Camuflados bajo el RUAC, área de pesquisaje y de control del clientelismo político, votaron como “gestores culturales” vendedores ambulantes de discos, de libros, de artesanías y, de cualquier cosa. Zapatero a tus zapatos. Las próximas elecciones deben ser limpias y se deben depurar los padrones electorales. El Ministerio debe garantizar esto.
También, existe la exigencia de una fiscalización de los recursos económicos del ex FONCULTURA hoy Fondo de Fomento a las Artes que se encuentra en manos del Banco de Desarrollo del Estado, y que por decisiones del Ministerio de Cultura, se convirtió en una Feria de la Alegría, para beneficiar a los amigos “culturólogos” a través de préstamos no reembolsables. Es decir, obsequio de dineros públicos. Tiene una gran tarea señora Ministra.