No me refiero a la vuelta, aquel termino curioso recogido con acento colombiano que nota usualmente un acto o hecho medio oculto y probablemente al borde de la ley. No me refiero a la delincuencia, en esta ocasión. No me refiero a la vuelta a España ni al Giro de Italia. Me refiero a algo mucho más noble, útil y formativo: a la vuelta a clases presenciales. Al grito de “¡yo, Miss!” se rompió el miedo al Covid y asisten más de 4 millones de estudiantes en colegios a nivel nacional. Sin duda, la eliminación de la obligatoriedad del uso de la mascarilla colaboró un montón. Si no, con seguridad habría habido muchas alarmas y acusaciones al vecino de banca.
Se iniciaron las clases presenciales y tenemos que rescatar el protagonismo de los chicos. En una encuesta a 183 profesores, se concluye que el 53% de los estudiantes quieren ser protagonistas. Se puede inferir que quieren ser más visibles, que quieren tomar más responsabilidades y que están dispuestos a equivocarse en público. ¡Que linda es la niñez!
Nada de malo con el 47% que no necesariamente quiere ser protagonista. También hay héroes que se forman sin dejarse ver. A veces, incluso, son los más destacados en momentos aquellos de definición y toma de decisiones serias en la vida.
Debemos afianzar ese deseo de rol protagonista y explotarlo al máximo. Tenemos que empezar a creer que no son chicos aprendiendo algo, que no están por cumplir un horario; sino que son futuros “founders” de “startups” en fase inicial. Chicos con mente libre que deben crecer y formarse viendo al mundo entero como una opción. Con un profesor que los motive y aproveche al máximo la curva de aprendizaje de tal forma que a sus 18 años no empiecen a pensar en el futuro. El futuro empieza hoy.
Malcolm Gladwell en su libro “Outliers“, menciona que para convertirte en experto en algo toma 10,000 horas o aproximadamente 10 años de práctica en ese oficio. Por ejemplo, Bill Gates tuvo acceso a internet desde muy temprana edad, luego a programación y posteriormente funda Microsoft. No es que un día simplemente se le ocurrió.
El Covid también nos ha dado la oportunidad de replantear muchas cosas. Nos ha dado la posibilidad de volver a empezar, de reiniciarnos, de creer, en serio, que hoy empiezan las 10,000 horas. Manos a la obra.