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El Telégrafo
José Velásquez

Voto antiviolencia

17 de febrero de 2020

Que alce la mano quien realmente cree que el próximo presidente tendrá la varita mágica de la economía. Obviamente que durante la campaña intentarán vendernos todo tipo de milagros, pero creo que tendrá ventaja quien logre posicionarse como paladín en la lucha contra la delincuencia.

El PSC lo entiende bien: pasó del plan Más Seguridad, frenado durante el correísmo, al reciente “disparen, señores”. La gente quiere una mejor calidad de vida o al menos cierta estabilidad, pero la inseguridad es una amenaza permanente contra todo; desde la capacidad productiva y las finanzas familiares hasta el libre tránsito.

La gente entiende que algunos nudos son más fáciles de desenredar que otros. Los barrios y las comunas saben que la delincuencia es una peste difícil de erradicar. De eso se habla en redes, en el taxi y en las reuniones familiares. Es el tema transversal que no discrimina ni a pobres ni a ricos, con el agravante de que se ensaña con mujeres y adultos mayores.

Hay varios ejemplos de campañas electorales exitosas basadas en la lucha antidelincuencial. En 2004 el radiodifusor salvadoreño Tony Saca llegó a la presidencia tras ofrecer “súper mano dura” contra la ola de violencia desatada por las pandillas urbanas. Al año siguiente el mandatario dominicano Leonel Fernández anunció su programa “Mano Dura” contra la corrupción y la delincuencia común. Ambos compartían el mismo grupo de asesores de comunicación.

El tema de la seguridad figura regularmente en el radar electoral y político de Colombia y México. Y fue la plataforma triunfal de Jair Bolsonaro y su idea de flexibilizar el control de armas y robustecer a la Policía.

De vuelta a Ecuador, ¿quién luce más recio para vender esta promesa? Parecería que Nebot encaja perfectamente en el rol. El discurso de la Conaie va totalmente en contravía. Sería interesante si Guillermo Lasso o Lucio Gutiérrez logran proyectar la fuerza necesaria. También me pregunto qué tipo de dialéctica articularía el candidato correísta o el mismo Bucaram. Otto Sonnenholzner podría hilvanar algo desde ahora. El predecesor de Saca en la presidencia salvadoreña fue Francisco Flores, quien le allanó el camino concentrándose en luchar contra el crimen en el último año de gobierno. (O) 

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