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El Telégrafo
 Pablo Salgado, escritor y periodista

Volver al futuro

23 de octubre de 2015

A su regreso, 30 años después, seguro Marty McFly y el Doc Brown se sorprendieron de lo poco que el mundo ha cambiado. Es cierto que muchos de sus inventos, entonces impensables, son hoy una realidad.  El mundo está globalizado e interconectado. Se sorprenderán de las redes sociales y el mundo digital. Pero las nuevas tecnologías, lamentablemente, no han servido para construir un mundo mejor y menos para transformarnos en mejores seres humanos.

Marty y el Doc se encontrarían con un mundo en guerra. Con conflictos y violencia en todos los continentes y con un planeta cada vez más contaminado y devastado; y que, a pesar de eso, a los países con más emisiones les importe poco los efectos del cambio climático. Se encontrarían con oleadas de migraciones que huyen de la miseria y la violencia, para vergüenza del mundo. La riqueza sigue, groseramente, concentrada en apenas el 1% de la población. Y los avances científicos no han paliado las enfermedades, solo han servido para enriquecer a las grandes transnacionales que lucran a costa del dolor ajeno.

Es cierto que se encontrarían, por ejemplo, con que la bandera de Palestina ya flamea en Naciones Unidas, pero su pueblo sigue siendo masacrado ante la mirada complaciente de la propia Naciones Unidas. Se encontrarían que en nombre de la “democracia” se ha invadido países como Irak y Libia para imponer gobiernos títeres y sembrar el terror. Se encontrarían con Emiratos, monarquías y países petroleros obscenamente ostentosos conviviendo con la más espantosa miseria.  

Se encontrarían, para su gran sorpresa, con que las Torres Gemelas ya no existen. Y que en nombre de la religión y de un único Dios se mata y se siembra más violencia. Y se encontrarían con que Estados Unidos tiene un presidente negro. Y se quedarán con la boca abierta al enterarse que además, y sin mérito alguno, le han concedido el Premio Nobel de la Paz.

En el caso de Ecuador, Marty y el Doc se sorprenderán al conocer los cambios y enterarse que se ha mejorado, sustancialmente, en educación, en salud, en vialidad, en seguridad, en reducción de la pobreza. Se sorprenderán, para bien, al conocer las escuelas del Milenio, los hospitales, los centros de salud, aunque no entenderán, tampoco, aquello del Buen Vivir, que se explote el Yasuní y peor lo del cambio de la matriz productiva.  

Los ojos del Doc saltarán al enterarse que Ecuador ha clasificado a tres mundiales; que el MPD ya no controla la educación y que los banqueros, después del traumático feriado bancario -que expulsó a un millón de ecuatorianos- hoy pretendan, como si nada, volver a ese pasado oprobioso. Y también saltará de las iras al conocer que, ahora mismo, quieran resolverse las diferencias a golpe de puños, uno a uno.

Marty y el Doc seguro esbozarán una sonrisa al saber que el Papa es argentino; y que después de Maradona –a quien sí vieron jugar- hay otro argentino –Messi- convertido en el mejor jugador del mundo. Aunque les costará entender que a pesar de los avances de la ciencia el mundo esté inundado de pandemias –como el ébola- y que miles de niños mueran de hambre cada día.   

A lo mejor, Marty McFly y el Doc Brown no habrían querido volver al futuro y prefieran imaginar que tanta guerra y tanta muerte solo sea una gran película de ciencia ficción.

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