Los altos índices de violencia intrafamiliar que registra el país durante el período de cuarentena es, al igual que los índices relacionados con la pandemia, otro de los parámetros para medir el nivel de desarrollo social del Ecuador. El desamparo en que vive la mujer ecuatoriana, es otra alarma grave respecto a la salud pública.
El director del ECU 911 informa que alrededor de 10.000 llamadas de alerta de mujeres víctimas se produjeron desde mediados de marzo hasta fines de abril del 2020. La Ministra Romo añade que las denuncias son menores a las de épocas normales, porque las mujeres no pueden hacer llamadas al tener a su agresor con ellas las 24 horas del día. El gobierno ha habilitado números especiales y códigos secretos para estas emergencias.
Rosa me cuenta. Tengo 60 años, mi marido bebe todos los días, a veces lo encierro para que no salga, pero sale y vuelve como loco, totalmente borracho. Me insulta constantemente, me trata de “sirviente” porque trabajo en casas; vivimos en una media agua que él no ha terminado porque ha vendido las herramientas para beber. Me roba las blusas que bordo y las vende. Me roba todo lo que puede. Me pega. Mi hijo vive también al lado nuestro. Él también bebe, se pone furioso, me insulta.
Marcela me cuenta. Tengo el trabajo que siempre soñé. Soy gerente de una institución para el desarrollo. Mi marido me cela constantemente. Cree que todas mis reuniones de trabajo son para conseguirme un hombre. No quiere que me arregle. Me ha alejado de mi familia. Quiere registrar mi celular. Cuando se pone bravo dice que no lo provoque porque podría levantarme la mano.
Laura me cuenta. He sacado a mis cinco hijas adelante sola. La última vez que me pegó estaba encinta de la última. Me pateó en el suelo, casi aborté. Nunca me ha pasado un medio.
Y así me cuentan. ¿Cómo puede ser posible que nosotras, las dadoras de vida, las que cargamos con todo el trabajo doméstico, las que prodigamos todo el cuidado, seamos tratadas así? Algo está tremendamente mal. Algo muy grave sucede para que los hombres descarguen sus frustraciones, llenos de agresividad contra las mujeres. El patriarcado es una pandemia que nos matará si no la derrotamos antes. (O)