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El Telégrafo

Vistazo a América Latina

02 de julio de 2011

La adhesión de Ollanta Humala a Unasur es una grata noticia para quienes desde siempre han planteado la integración como un mecanismo eficaz para alcanzar el desarrollo. Una visión sudamericana es característica de la mayoría de los gobernantes en este momento especial de nuestra historia. En el caso peruano, hay algunos obstáculos como los TLC acuciosamente suscritos por García. En este, como en otros aspectos, se pondrá a prueba la decisión del nuevo gobernante que, por  sus declaraciones y actitudes, parece guardar coherencia con el entorno regional mayoritario.

En Bolivia se vive una revolución en el agro. Por primera vez las comunidades indígenas no solo tendrán acceso a la tierra, trabajada por ellos y sus ancestros, sino que, en el ánimo de obtener la soberanía alimentaria, se darán créditos especiales con interés cero y se creará un seguro que los preserve de los problemas resultantes de las malas cosechas o de imprevistos climáticos. El impulso al cultivo de alimentos tradicionales como la quinua contará con fondos especiales.

Las comunidades del campo boliviano sienten que por fin llegó la hora de una de sus reivindicaciones más sentidas.

En Argentina se inicia el proceso para elegir nuevo gobierno. La presidenta Cristina Fernández dio su aceptación a la candidatura que el pueblo impulsa y, según versiones de personas no afines, ganaría en primera vuelta. En estos días el Premio Nobel norteamericano Paul Krugman en su página web escribió un artículo titulado “No lloren por Argentina”, en el cual refuta las afirmaciones de un dirigente empresarial en el sentido de que el default o cesación de pagos de la deuda en que cayó el país del sur a comienzos del nuevo milenio, lo convirtió en “país no serio”.

Krugman exhibe las elevadas tasas de crecimiento del PIB durante los gobiernos Kirchner y expresa que “no ser serio es a veces muy inteligente”, refiriéndose a las medidas heterodoxas que al respecto tomó Argentina y que han reportado un mejoramiento sustancial de las condiciones socioeconómicas de la gran nación. Por contraste, Grecia y España viven el resultado de la aplicación de políticas ortodoxas neoliberales impuestas por el FMI y la gran banca europea que, según las experiencias regionales, agravarán los problemas.

La nota discordante la pone la inclusión de Cuba y Venezuela en el listado de países que no controlan la trata de personas. La acusación norteamericana demuestra una crasa ignorancia o una monstruosa mala fe.

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