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El Telégrafo
Rosalía Arteaga Serrano

La violencia en las pantallas

14 de enero de 2020

Asisto poco a las salas de cine, pero tengo la oportunidad de mirar algunas películas en los aviones por cuenta de los continuos viajes que debo realizar. A veces corro con suerte y puedo disfrutar del tipo de películas que me gustan: comedias románticas, películas históricas, cintas de aventuras y viajes.

Pero la mayor parte del tiempo, la búsqueda resulta infructuosa y por más que busco y rebusco entre los acervos que tienen disponibles las aerolíneas en los vuelos, la mayor parte de películas ofrecidas son de una violencia tal que quita el aliento y que nos obliga al análisis más pormenorizado de lo que ocurre.

Para citar un ejemplo, los mutantes aparecen en la saga cinematográfica de Wolverine, con su carga de violencia brutal. Y luego nos quejamos de la violencia que azota las ciudades y los países, cuando son los niños y los jóvenes los que se encandilan con las películas y las series, con contenidos que los hacen más asequibles a grandes públicos.

Esa siembra de violencia a través de la gran pantalla o de la pequeña, o incluso de las menores como son las de las tablets y los teléfonos celulares, está generando una cosecha de violencia que cada vez se incrementa más, en todos los rincones del planeta.

La pregunta es si Hollywood, la gran industria proveedora (cuantitativamente hablando), se ha quedado sin temas, o si los productores se adaptan a lo que quieren los públicos -al parecer- sedientos de sangre, de odio, de bajas pasiones, de escenas cada vez más violentas y crudas.

Vivimos en un mundo de la cultura visual, que trata de competir por los ratings, por los niveles de sintonía y audiencia, y cuyos productores parecen olvidar una de las misiones que tienen los medios: se trata no solamente de entretener, sino también de educar. (O)

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