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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

La vida continúa

28 de abril de 2020

La vida continúa...murieron muchos: nunca lo olvidaremos. Los que estamos vivos: continuaremos. Pero ya nada será lo mismo. El dolor nos está enseñando. La historia se renueva en forma de conflicto. Ha sido: ayer, anteayer, siempre. Estamos adoloridos. Encima tanta mala campaña contra Guayaquil: no tienen piedad de nuestro sufrir. La esperanza continúa. Haremos grandes esfuerzos para levantarnos de nuevo. Por eso Guayaquil es Guayaquil. Es nuestra ciudad grande. Libérrima. Poderosa. Que mira al río y mira al mar. Mira a la amplitud, a todo lo que se abre paso. Ciudad inmortal. Ciudad que pasea a ángeles y demonios para juntar parejas en nuestro gran malecón. Camina Guayaquil.  Nunca detengas tu sendero. Creces y no dejarás de crecer. Guayaquil, mi ciudad inmortal.

Las cosas y a las personas peligrosas hay que tenerlas bajo control. Por eso nos hemos quedado en casa. Algunos no han respetado está disposición, pero no es Guayaquil la que no ha obedecido. Guayaquil de todas sus partes se quedó en casa. Los guayaquileños amamos la vida, la fuerza, el honor de la palabra dada y ofrecida. Así somos hechos a trabajo y solidaridad. Guayaquil la casa de todos los ecuatorianos.

¿Qué es lo que viene? ¿Quién lo sabe? Incertidumbre y temor. Después de la pandemia ¿a dónde va Guayaquil? ¿A dónde va el Ecuador? No lo sé. La vida continúa para todos. Esta es la más grande experiencia de vida y de la vida de todos. Hay dolor luego la calma. Por eso el manso río Guayas nos lleva a la otra orilla donde sin duda vamos a estar de pie, bien parados ante lo misterioso del porvenir.

Es cuando no hay luz que hay oscuridad. Tendremos que vivir con la amenaza constante del virus. No se ha ido. Sobrevivir se llama la distancia social. Es la hora de la responsabilidad. Cada quien ayuda al que no lo ha entendido aún. Mascarillas, salir para lo imprescindible lo vamos ya lo hemos aprendido. Pero necesitamos normalizar las actividades. Paso a paso. Con pausas. Sin prisas. La vida continúa con emergencia y cuidados cuidadosos. Que Dios tenga piedad. (O)

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