Eduard Punset, el controvertido divulgador de la ciencia, al cerrar sus ojos en mayo pasado, debe haber recordado aquel grafiti del metro de Nueva York que rezaba en una de sus paredes con letras rojas, ¿Hay vida antes de la muerte? Con toda seguridad confirmó que él sí tuvo vida antes de su muerte.
Y es que la vida misma nos trae amigos y detractores. Punset, tuvo seguidores agradecidos por los conocimientos compartidos. Pero, también tuvo detractores que le acusaron de pseudocientífico, autor de teorías de autoayuda y hasta seguidor de nuevas ondas del new age. Pese a todo, hay ideas que nos deja para nuestra reflexión. Quiero recordar al menos tres: sobre las redes sociales, la felicidad y el trabajo.
A diferencia de Umberto Eco y de otros, considera que las redes sociales es el descubrimiento más grande. Gracias a este medio podemos conversar acerca de cualquier tema y con cualquier persona en el mundo. Es la posibilidad misma de la ubicuidad del ser. Dejemos que la profundidad de la discusión sea responsabilidad de cada uno de los cibernautas y de su red.
Acerca de la felicidad, Punset sostiene que para la mayoría, la felicidad está inducida por lo que hacen o dicen los demás. La felicidad o infelicidad no depende de los otros. Eso no significa que se deba perder de vista a los demás. Los otros no están para empequeñecernos, sino para cooperar. Es el altruismo el que podrá hacernos felices.
La felicidad no la da ni la seguridad que dan los estudios ni el dinero o el trabajo. La felicidad es una decisión personal. En otra de sus conferencias, sostiene que “así como el siglo XX fue el siglo de la redistribución de la riqueza, el siglo XXI es el de la redistribución del trabajo”. Y esto se debe al aumento de número de años de esperanza de vida.
Este es un cambio de paradigma mental que va más allá de la antigua división de izquierdas y derechas. Esta realidad exige un nuevo tipo de análisis que se superponga sobre los anteriores. Todo está por redescubrir, reinterpretar o refundar.
Siempre quedará el cuestionamiento a los gurús que pretenden dictar el canon en todos los aspectos del pensamiento local o universal. (O)