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El Telégrafo
Mauricio Maldonado

“Heroica y desdichada Venezuela”

03 de septiembre de 2019

En estos días, con frecuencia, me ha venido a la mente una frase de la Carta de Jamaica, escrita por Simón Bolívar en 1815: “En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia a una soledad espantosa; no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de América. Sus tiranos gobiernan un desierto y solo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia”.

El chavismo es uno de los más grandes fracasos políticos contemporáneos: ha sumido a Venezuela en la escasez, la violencia y la crisis. Todo mientras su gobierno inoperante sigue buscando excusas para su descalabro. El culto a la personalidad de Chávez es solo uno de los síntomas de una enfermedad que hace rato padece Venezuela: la dictadura. Sin separación de poderes, sumida en la violencia, en plena diáspora, con una oposición desarticulada, con un nivel de corrupción insoportable, con graves y sistemáticas violaciones a derechos humanos, Venezuela sigue sin rumbo (o, quizás peor, encaminada al más malvado de los rumbos).

Se esperaba que se produjera un cambio dentro de la poca institucionalidad que le quedaba a ese país. Se pensaba que la victoria de la oposición en la legislatura (de eso ya son años) pudiera desatar un giro político. Pero los gobernantes de Venezuela están enquistados, aferrados hasta las últimas consecuencias. Los venezolanos que han escapado cuentan historias lastimeras de cómo se vive en su país. Es la historia de uno de los peores despotismos de nuestro siglo.

He pensado que la frase de Bolívar bien podría referirse a la Venezuela de hoy y he sentido el pesar de quien, con algo de licencia para ver a la vez dos momentos lejanos de la historia, siente también que esa misma historia abunda en penosas simetrías.

Desvinculadas de su autor y de su tiempo, esas mismas palabras lacerantes parecerían servir para que, doscientos años después, podamos hablar del régimen autocrático y déspota de Maduro. Acaso se trate de una ironía del azar, pero no por ello menos dura y aplastante. (O)

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