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El Telégrafo
José Gonzalo Bonilla

A veces somos más papistas que el Papa

30 de septiembre de 2020

"Abusó de mí de los 9 a los 12 años. Era nuestro secreto", fue el testimonio de una niña violada por su padrastro. A los 12 años quedó embarazada. En Ecuador cada día, seis niñas se convierten en madres por violación.

A Santo Tomás, Padre de la Iglesia Católica, se lo conoce con su famosa frase de “ver para creer”. Oscar Wilde, a su vez sostenía que “Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor”.

Estos dos autores se me vienen a la mente cuando el Código Orgánico de la Salud fue desechado. Y es que en la actualidad no se puede imaginar la construcción de políticas públicas sin la participación de los principales involucrados en este caso, de las mujeres víctimas del aborto. Los decisores políticos no indagaron a esas mártires como son las niñas y adolescentes tampoco a sus padres, hermanos o abuelos. De haberlo hecho, quizás el gobernante hubiera tenido otra perspectiva y sensibilidad frente al problema.

Y es que el tema del aborto seguirá allí presente. Y si el país tiene que resolver este problema en 10 años más, como sociedad necesitamos seguir reflexionando sobre esta tragedia. Tragedia porque nadie aborta como método anticonceptivo. Tragedia porque las niñas y adolescentes no tuvieron relaciones sexuales pensando que luego podrían abortar. Tragedia porque esas niñas que a los 10 años fueron abusadas y violadas quedaron embarazadas.

En el caso de los principios de la ley moral es muy diferente a las leyes de la física. Estas últimas, se caracterizan por ser necesarias y universales. No así aquellas relacionadas con las religiones o las moralidades. Estas, se impusieron para la desaprobación del capítulo respectivo en el Código de la Salud.

El islam, en la actualidad aprueba el aborto en muchos casos. Santo Tomás y San Agustín consideraban que el embrión no tenía alma hasta el día 45 y, por lo tanto, aceptaban el aborto. Fue el papa Pío IX quien determinó que los embriones poseen un alma. Es decir, las verdades de la religión no son universales ni necesarias.

A veces somos más papistas que el Papa y a veces, como diría Céline, los peores verdugos son los que tienen corazón… (O)

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