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El Telégrafo

Valioso aliado

07 de agosto de 2011

La realización de una reforma agraria integral tiene en Ecuador un valioso aliado que lleva más de 20 años investigando sobre dinámica agraria, ley de tierras, agroindustria, soberanía alimentaria y además tiene a su haber publicaciones imprescindibles. Me refiero al Sistema de Investigación de la Problemática Agraria (SIPAE), corporación académica a la que pertenecen desde universidades hasta organizaciones agrícolas. Su enfoque es el buen vivir en el campo, los derechos de las familias campesinas, de los trabajadores rurales y de la naturaleza. Uno de sus más recientes logros fue  haber preparado un anteproyecto de Ley de Tierras sometido al Legislador y la organización, en la Universidad Andina, del seminario Hacia una ley de agroindustria y empleo agrícola, que invitaba a reflexionar ¿Agroindustria y soberanía alimentaria?

Resumo cinco de sus conclusiones principales que interesarán a la opinión pública, si sale  de su letargo en cuanto a este tema fundamental.

1.- La agricultura familiar, campesina, de orientación agroecológica, genera mucho más empleo, asegurando el derecho a la alimentación y la recuperación de la soberanía alimentaria, que consiste en producir alimentos para la vida, no simples mercancías para enriquecimiento de pocos.

2.- Si se toma en serio el debate sobre la función social y ambiental de la tierra, como lo propone la Constitución, la agricultura campesina tendría una clara  prioridad.

3.- La tendencia a favor de la agroindustria cobró fuerza con las reformas neoliberales y la Ley de Desarrollo Agrario de 1994, proletarizando al campesino, en muchos casos en condiciones abusivas, sin seguro social y sin condiciones humanas adecuadas.

4.- Cadenas monopólicas de comercialización de los productos desmantelan a las economías campesinas, pues campesinos aislados no pueden abastecer la demanda y exigencias de los grandes supermercados.

5.- El Gobierno se enfrenta al gran reto de realizar una política de soberanía alimentaria que contemple el acceso democrático a la tierra, al agua, a créditos y mercados para las familias campesinas.

En juego está la activación de la economía campesina amenazada por una agroindustria en expansión de lo que se aprovechan las trasnacionales adquiriendo más y más tierras. Por algo el multimillonario George Soros está “convencido de que la tierra agrícola va a ser una de las mejores inversiones de nuestros tiempos”. Es fundamental que esté en manos de quienes la trabajen para producir alimentos que aseguren ante todo la soberanía alimentaria.

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