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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

¡Valdivia resiste!

23 de mayo de 2019

Manabí y Santa Elena son provincias de la costa ecuatoriana donde se mantiene la forma ancestral, social y territorial, conocida con el nombre de comuna, legalizada desde 1937. La Constitución consagra el derecho de los comuneros a conservar de manera imprescriptible la propiedad colectiva de la tierra. El incumplimiento de este principio viola derechos, ante lo cual el Estado debe proteger e incluso ordenar medidas cautelares y de reparación, frente al intento de privatización o daño al patrimonio.

La conservación de las comunas de Santa Elena y Manabí tiene un propósito superior: preservar y salvaguardar lo que queda, tras el desastroso proceso colonial y capitalista, del modo de vida original creado hace 5.000 años por pueblos nativos, los mismos que lograron no solo una exitosa reproducción biológica y sociopolítica, sino también crear complejos sistemas simbólicos y producir conocimientos sobre el clima, que nosotros aún ignoramos.

Es inverosímil que desde 2013 el Estado ecuatoriano no haya protegido los derechos colectivos de la comuna Valdivia, ubicada en Santa Elena, en cuyo territorio no solo se encuentra la comunidad viva, sino también los restos de una de las culturas emblemáticas por legarnos un símbolo complejo, que hoy mostramos al mundo como seña de nuestra identidad histórica. Por su apariencia, la figurina Valdivia fue llamada Venus, una distorsión que buscaba evocar su importancia, comparable a la de los procesos del arte griego.

El Colegio de Arqueólogos del Ecuador, con el apoyo de científicos del mundo, lleva adelante una campaña de concienciación nacional e internacional para apoyar la causa de la comuna Valdivia derivada del proceso aborigen y colonial, ligada a los pueblos colonches y punteños, para impedir la ilegal e inconstitucional apropiación de sus tierras, por parte de agentes con intereses particulares.

Se espera que la Corte Constitucional emita un pronunciamiento protegiendo los derechos colectivos de Valdivia y los de todos los ecuatorianos. El Estado y sus instituciones tienen el deber de proteger el patrimonio, para garantizar el acceso de todos y todas a conocer nuestras raíces. Más que restos materiales, las evidencias arqueológicas contienen claves de nuestra identidad e incluso respuestas alternativas al modo de vida caótico que envuelve la globalización capitalista: ¡Valdivia resiste! (O)

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