Antes de que esta crisis sanitaria mundial comenzara, las redes sociales han sido un laboratorio de fabricación de noticias falsas basados no solo en teorías conspirativas, en aconsejar el cómo prevenir o combatir el virus, por el prurito de atraer seguidores, “me gusta”, fidelidad y reproducciones en videos. Los cinco minutos de fama, que se llama.
La responsabilidad de medios y la credibilidad de periodistas aquí y mundo afuera, está a prueba; y de por medio el entrevero político. El manejo de crisis ante eventos sorpresivos o con una espiral creciente, siempre va a ser complejo. Pero para eso el mejor consejo es la prevención y la previsión. La mejor experiencia en prevención de catástrofes ha sido la implementación de políticas urbanísticas y de manejo de riesgos. Pero en todo el mundo damos cuenta que en pandemias y fake news falta.
Varios gobernantes han sido cuestionados por su negligencia en tomar a serio esta crisis. Craso error, que aún les cuesta reponer. En Ecuador pese a haber actuado de inicio con prevención oficial, en el camino se cometieron errores y ese fue el caldo de cultivo que aprovechó el correísmo. Responsabilizarlo por la sentencia en el caso Sobornos no basta. La experiencia reciente de octubre está fresca. Fuimos rehenes de un plan bien montado y financiado; armado quizá con poca anticipación, que generó caos y desestabilizó al régimen.
La lección en ciertos casos fue bien aprendida y es perceptible en redes. El correísmo ha visto una respuesta inmediata de parte de los mismos periodistas que denunciaron su corrupción para desnudar su esquema de mentiras; y en eso el correísmo la ve difícil. Porque los periodistas ganaron credibilidad pese al acoso diario de trolls por amenazarlos o acusarlos de vendidos. Pero puede ser un castillo de naipes. Hoy se apunta con el dedo, no sin razón, que aún se usa dinero público de entidades seccionales para mantener troll centers y estrategias que producen mentiras y generan falsas corrientes de opinión. (O)