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El Telégrafo

Vaciando contenidos

01 de mayo de 2012

Aunque es uno de mayo y otrora la fecha invitaba a la acción, una marcha por lo menos, hoy la cuestión solo da para el asueto. Son otros momentos, con un movimiento obrero anquilosado, sin capacidad de sumarse a este tiempo lleno de cambios, con muchos sentidos, quizá algunos necesitados de más voces. Pero así también ha sido cierta izquierda: buena para oponerse; incapaz de construir.

Así que en medio del ocio queda tiempo para revisar algún material, por ejemplo este que nos alerta que el 3 de mayo, según la Unesco, es el Día Mundial de la Libertad de Prensa.

“La libertad de expresión es uno de nuestros más valiosos derechos. Constituye la base de todas las demás libertades y es el fundamento de la dignidad humana. La existencia de medios de comunicación libres, pluralistas e independientes es esencial para poder ejercer ese derecho”.

Muy bien, nadie podría oponerse a este mensaje conjunto del señor Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, y la señora Irina Bokova, directora de la Unesco. Nadie porque en las definiciones generales, como en los horóscopos, todos estamos involucrados y, la verdad, suenan bien.

Pero ya aterrizando, bajar de lo general al contexto, los enunciados van quedando cortos porque también afloran los sesgos.

Resulta que el “Análisis del Desarrollo Mediático en Ecuador – 2011” y el cómic “Guía de acceso a la Información Pública”, se basa, en una parte, en informes de Fundamedios y recomienda a esa misma ONG para ayudar a ejercer un reclamo cuando se nos niega información de parte de alguna institución pública.

Fundamedios, nada más ni nada menos, esta oficina que hoy ha pasado de defensora de los derechos civiles a defensora de los intereses de los propietarios de medios, es elevada a categoría neutral, independiente y garantía de imparcialidad.

No es verdad que este sea hoy el comportamiento de Fundamedios, cuando vemos a un César Ricaurte ejerciendo de vocero de intereses empresariales mediáticos que son, muchas veces, los grandes violadores de nuestra libertad de expresión.

El poder tiene que ser escrutado, pero cuando se ha acumulado tanto a través de muchos negocios que tuvieron en los medios la acumulación primera, ya no se sabe qué poder escruta y con qué derecho. ¿El poder del propietario del medio y su grupo de empresas está per se del lado del ciudadano? Cuando aparecen polémicos nombres, ligados a intereses particulares, las proclamas se van vaciando, aun cuando provengan de históricas instituciones.

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