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El Telégrafo

USA y la Standard & Poor’s

12 de agosto de 2011

Los severos desajustes económicos que agobian a la sociedad norteamericana, producto de un fenómeno de carácter estructural, no solo en lo financiero, también en lo social y político, debe convocarnos  a todos  a una meditación  fundamental. ¿Lo que sucede en el  autodenominado  primer mundo es  el manifiesto resultado  de la involución del sistema capitalista, o es simplemente una las tantas crisis por las que ha atravesado en el devenir de los tiempos  y  que, en esos trances y mutaciones, arrastran a la humanidad toda a tremendas angustias y peligros que en el pasado tuvieron como consecuencia dos guerras mundiales  con millones de pérdidas humanas y enorme  destrucción en gran parte del orbe?

Las “ayudas” terriblemente condicionadas  -a pesar de ser aliados y socios- a Grecia, Portugal e Irlanda  por parte de la Unión Europea, nos evocan las cartas de intención del FMI, o los préstamos Stand-By del pasado en las repúblicas latinoamericanas, y peor aún aquellos endeudamientos agresivos  e irresponsables, que la oligarquía  ecuatoriana, en contubernio con la partidocracia, solventó como coartada inmoral  para evadir  el laberinto de la deuda pública y privada  y hasta los equilibrios del presupuesto nacional.

Hoy el escenario  crítico de esta casi catástrofe de los caudales está en  los Estados Unidos de América. Su presidente, el demócrata Barack Obama,  estableció un programa, eufemísticamente llamado  de austeridad, que  recorta en forma poco piadosa programas sociales  y permite,  además,  el acrecentamiento del techo de la deuda, que de  esta manera  eleva su nicho de endeudamiento a 900.000 millones de dólares.

El premio Nobel de Economía Paul Krugman  replicó  estos mandatos con una frase lapidaria:  “catastrófica capitulación”. El primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, calificó la economía de la gran nación  del Norte  como “parasitaria”. China, el gran acreedor de USA, demandó seguridades de que se honrara el valor de sus activos, reclamando el control internacional sobre el dólar estadounidense  y la posibilidad de crear una moneda  de reserva que asegure su  estabilidad  a nivel planetario.

Finalmente, la conocida y reconocida a nivel mundial empresa consultora Standard & Poor’s,  el  5 de agosto de 2011, en una resolución sin precedentes, resolvió excluir  a la gran potencia americana del exclusivo “club” de los privilegiados  países favorecidos con préstamos  sustentados  en  garantías fiables, por ello se inscribirá  el nombre de  los Estados Unidos de  Norteamérica en los escalafones “AA+” cuando antes  estaba en  “AAA”.

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