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El Telégrafo

Universidades de categoría E

29 de marzo de 2012

Antes de la integración de las economías mundiales, las regiones sobrevivían a través de la abundancia de sus recursos naturales y financieros. La economía global ahora exige a las regiones competir sacando ventaja de sus otras formas de capital.

Michael Porter nos dice que hay siete formas de capital para la competitividad. Del nivel más bajo arrancamos con Recursos Naturales, seguido muy de cerca por Recursos Financieros y aquellos Creados por el Hombre (Infraestructura). En el nivel medio se ubican el Capital Institucional y el Capital Humano. En el  lugar más alto están las formas de capital del Conocimiento y el preciado Capital Cultural.

No es suficiente tener riquezas naturales, financieras e infraestructura para competir con éxito en este entorno globalizado. Es necesario tener respeto y credibilidad en la institucionalidad del país y  fe en el continuo desarrollo del capital humano.

Y aún así la competitividad de una nación es una utopía si no se focaliza en utilizar e incrementar su capital del conocimiento y educación que perfeccionan los valores del capital cultural que posee.

El Gobierno ecuatoriano  ha reconocido esta realidad y desde su inicio propugnó una reforma educativa sensata y alcanzable. Por esa razón la Ley Orgánica de Educación Superior, publicada el 12 de octubre de 2010, crea el Consejo de Evaluación,  Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, Ceaaces. 

El Ceaaces ha trabajado arduamente en la categorización de las numerosas instituciones académicas de instrucción superior  desde el Grupo A hasta el Grupo E de acuerdo al nivel evaluado.

Lamentablemente hay 26 universidades clasificadas en el Grupo E que ya tuvieron la oportunidad de entrar en un proceso de mejoramiento y que están a la espera de su evaluación final.

Hay mucha preocupación en este sector académico. Directivos, facultades y alumnos de estos centros de estudio superior ya fueron impactados por su clasificación inicial, que redujo notablemente la matriculación en estas universidades; y esta vez, para algunos, los resultados del nuevo proceso de evaluación sería el tiro de gracia.

En el caso de que se  cierren universidades del Grupo E, vamos a vivir la tragedia del desempleo de sus profesores y empleados y el desconcierto del alumnado; pero será un precio pequeño si se consigue el objetivo de mejorar la educación superior. Y definitivamente seguir el camino del conocimiento y la cultura que nos permita dar el valor agregado a nuestra riqueza natural y construir un buen porvenir para nuestros descendientes.

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