Todavía laboran rectores de colegios fiscales que, concluido su ciclo, insisten en permanecer en sus cargos como si se tratara de un negocio propio. Solo queda en el recuerdo el abuso de los rectores que, para mantenerse en el mando institucional por más de cuatro, diez y más años, concedían permisos a los profesores faltones, licencia hasta uno y dos años, firmaban anticipo de sueldos, pero a sus aliados, mientras a los de la oposición registraban minutos de atraso, los acusaban de cualquier desliz y finalmente aplicaban drásticas sanciones para infundir pánico en el personal docente y administrativo.
Uno de los anteriores gobiernos pretendió enfrentarse al poder de los rectores, se limitó su período a 4 años con opción a ser reelegidos. En algunos casos se decretó el cese de rectores con más de 4 años de labores, pero, lamentablemente, en otros casos se los ratificó por interés partidista.
Posteriormente se facultó la designación de rectores, vicerrectores e inspectores generales, sin ternas ni concursos de méritos. A esa complicada situación se agregó la injerencia política de la otrora respetable Unión Nacional de Educadores UNE-MPD, que paulatinamente, con maniobra y audacia, acapara las comisiones importantes encargadas de la selección de docentes y autoridades de colegios y escuelas.
La UNE-MPD se afianza en el control de la educación en el Guayas. Se aplican los concursos de méritos y en vergonzoso contubernio entre las autoridades educativas de turno y los dirigentes del MPD se repartían cuotas de nombramientos, para ello, las pruebas de evaluación de los aspirantes se examinaban y calificaban en los domicilios u oficinas de los complotados.
Así ingresan al magisterio los menos capaces y, para el cargo de rector, los seguidores de esa tienda política. Excepcionalmente, distinguidos educadores, entre otros Gerardo Guevara Wolf, ejercieron el rectorado por más de cuatro años con honradez, capacidad científica, don de mando y convencido que de su quehacer educativo depende el éxito institucional.
Con la llegada del gobierno de la Revolución Ciudadana y la expedición de la nueva Ley de Educación Intercultural terminó la influencia nociva de la política en el magisterio nacional y se abrió el camino para la reestructuración del sistema educativo en lo académico y administrativo.
Ahora ya no funciona la convocatoria de la UNE-MPD para su acostumbrada protesta callejera por la nominación de nuevos rectores, en reemplazo de los que ya completaron su período de labores.
El rector o rectora es líder, ataviado de capacidad, espíritu de sacrificio, justo en sus decisiones, honrado y respetuoso de las leyes. No es fácil dirigir una institución educativa, si esa tarea de apostolado obliga al dirigente a despojarse de sus intereses personales para entregarse a cumplir su alta misión.