Los poderes mundiales se ponen nerviosos cada vez que se propone un proyecto de unidad política de América Latina y usan todas las estrategias para impedir que las alianzas entre sus Estados nacionales se fortalezcan. Los acuerdos económicos comerciales les preocupan menos a los centros de poder, porque mantienen el control de esa esfera por medio de instrumentos como las monedas fuertes, los juegos financieros y las instituciones multilaterales.
El mal menor y la garantía de un precario equilibrio mundial, radicaría, dicen los entendidos, en un nuevo orden constituido por macrorregiones económicas-políticas. De una u otra manera, un tenso y tambaleante mundo multipolar comenzó a formarse después del período de la Guerra Fría. Los ejes: China-India-Rusia; Estados Unidos y la Unión Europea, juegan en el mapa del poder mundial. El Medio Oriente y otras regiones históricas del sur, son zonas de luchas.
La integración de América Latina luce como una necesidad para contrapesar un mundo capitalista, que vive en tensión por la rivalidad entre potencias enfrentadas por la avaricia y la ambición de concentrar el poder mundial. Varios proyectos de integración política planteados por América Latina han abortado por la rivalidad entre sus grupos burgueses y por maniobras imperialistas.
El más importante fue liderado por Bolívar y otro fue impulsado por Eloy Alfaro, y boicoteado en 1896. Desde 1969 se desarrolló la Comunidad Andina de Naciones, centrada en acuerdos comerciales, aunque ha tenido otros logros importantes. En una coyuntura que prometía convertir a América Latina en una región emergente, varios líderes regionales impulsaron en 2008 la Unasur, un tratado entre Estados sudamericanos de tipo fundamentalmente político y energético.
Entre sus propósitos cuentan: la integración sudamericana, la cooperación económica-financiera-energética, la mitigación ambiental, la lucha contra el terrorismo, la corrupción y el tráfico de drogas. Fundamentalmente la conformación de una región de paz sin armas nucleares.
La Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) está siendo desarticulada porque los poderes del mundo temen a la unidad política del Sur, debido a que todos desean en su conjunto que Sudamérica sea simplemente proveedora de materia prima, consumidora y exportadora de su capital, mediante las deudas externas. (O)