Sí, así de simple, una vez más LDU busca la gloria en certámenes internacionales. Después de la dramática definición ante Libertad de Paraguay por la vía de los lanzamientos de tiros penales, instancia en la que Alexander Domínguez se probó el traje de héroe y no le quedó nada mal, Liga visó el pasaporte para las semifinales de la décima edición de la Copa Sudamericana.
Junto a Vélez Sarsfield, Universidad de Chile y Vasco da Gama una vez más el cuadro “albo” está entre los cuatro mejores de esta parte del continente. Esto no es casualidad, por el contrario, ratifica el crecimiento y la capacidad que ha demostrado en los últimos años, que sin duda alguna han sido los más exitosos en su ya rica historia.
En 2008, contra todo pronóstico y de manera brillante, logró coronarse campeón de la Copa Libertadores de América, algo sin precedentes en la historia del fútbol ecuatoriano. Este fue el inicio de un ciclo brillante, en el cual ha sumado otros títulos, como la Copa Sudamericana y la Recopa.
Por tercer año consecutivo alcanza las semifinales de Sudamericana, torneo que ya se adjudicó en 2009 derrotando a Fluminense. Liga se ha ganado un nombre y el respeto en el plano internacional. No en vano, hoy por hoy, en el ranking que elabora la Confederación Sudamericana de Fútbol, ocupa el primer lugar y con una diferencia importante sobre otros grandes de América.
Para llegar a esta instancia, Liga ha dejado en el camino a los conjuntos venezolanos de Yaracuyanos y Trujillanos, luego eliminó al Rey de Copas de Argentina, Independiente de Avellaneda; y la semana anterior, de manera angustiosa, dejó a la vera del camino a Libertad.
En este camino Liga ha ido mejorando en sus actuaciones, en la Casa Blanca se hace respetar y es casi imposible restarle puntos. Su estadio se ha transformado en un fortín; grandes e históricos del fútbol sudamericano han tenido que morder el polvo de la derrota ahí.
Particularmente, esta plantilla de 2011 me parece que está algo distante de aquellas que le han dado grandes satisfacciones a la hinchada.
Ha tenido serios inconvenientes para mantener regularidad y en determinados momentos no encontró su verdadero nivel. No ha sido la mejor demostración futbolística de LDU y esto ha sido reconocido por propios y extraños.
El mismo Bauza, técnico serio, trabajador y ganador por excelencia, lo reconoció en más de una oportunidad. Y es que es verdad, este equipo es capaz de ganarle al más pintado y, en la misma semana, perder con los colistas, que luchan por permanecer en la categoría.
Así ha sido el año para los “universitarios”. A esta altura el sueño de sumar un título más en el Campeonato Nacional parece imposible y más bien centra su lucha por lograr un cupo para la próxima edición de la Copa Libertadores.
Cómo explicar, entonces, el que haya conseguido el derecho a disputar las semifinales de la Sudamericana.
Considero que, sobre todo, ha sido fundamental el oficio que ha adquirido este equipo, que sobre la base de la gran experiencia de la mayoría de sus hombres ha logrado ese manejo frío y calculador, para priorizar el resultado sobre el juego vistoso que llena la pupila de sus seguidores y que años atrás fue carta importante para alcanzar victorias memorables sobre rivales de jerarquía.
Este plantel tiene momentos de buen accionar, de juego prolijo, ilusiona y entusiasma, pero lo que más hay que destacar es que ha mostrado personalidad y temple para imponerse en casa.
Quizá ahí esté el secreto para haber llegado a esta instancia. De local es muy fuerte, de visitante se maneja con inteligencia, tiene perfectamente mecanizado el sistema, al que Bauza le puso su sello, para hacer de Liga un plantel copero por excelencia.
La “U” ya conoce lo que significa ganar un torneo internacional, sabe y es consciente de sus virtudes y limitaciones, nadie le regaló nada, nada le fue fácil.
Ahora se viene Vélez, será un mano a mano, de pronóstico reservado. Mañana (19:15) el objetivo es ganar. Si se puede sacar una diferencia importante el marcador, mucho mejor, para que el martes de la próxima semana, otra vez de visitante, en Liniers, busque acercarse una vez más a la gloria.