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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

Una transición sin mujeres

25 de abril de 2021

Las imágenes de la reunión de transición entre el equipo del gobierno actual y el de Lasso causó indignación en las redes, sobre todo en el grupo del activismo feminista digital.

¿Hay razón para tanto alboroto? Se preguntaron muchos, enseguida salieron los defensores del presidente electo a decir que no se aceleren, que apenas es una primera reunión de transición, que todo criticamos.

Pero acá hay dos cosas que hay que tener bien claras, primero la histórica exclusión de las mujeres de la política que hace que esto se vuelva un tema sensible; y segundo, el gesto de Lasso en la campaña de la segunda vuelta de acercarse a grupos tanto feministas y de diversas identidades genéricas para capturar ese electorado que por su perfil profundamente conservador no pudo hacerlo en la primera vuelta.

Sobre la primera cuestión, las sociedades democráticas occidentales ya no pueden realizarse sin la participación de mujeres. Esto quiere decir que no podemos hablar de una auténtica democracia sin que las mujeres votemos -eso lo obtuvimos en 1929-, sin que las mujeres seamos votadas; y sin que las mujeres estemos en todas y cada una de las instancias de poder del Estado. Esto último no lo hemos conseguido aún en condiciones de paridad, tal como vemos las cifras de alcaldesas, concejalas, prefectas y asambleístas electas.

Los gabinetes de funcionarios designados son una posibilidad más rápida y sencilla de alcanzar paridad en el poder del Ejecutivo, y eso depende ya no solo de la sensibilidad del gobernante que designa sino también de una presión social para que así ocurra. La configuración de su equipo de transición fue un mal presagio de lo que vendrá, ojalá nos equivoquemos, pero esas fotos con equipos configurados solo por hombres molestan a hombres y mujeres perceptivos a la inequidad de género porque ya no estamos dispuestos  a contemplar esas fotos sin la presencia de mujeres en cualquier espacio: entrevistas en medios de comunicación; paneles de debates académicos y políticos; columnas de diarios; organismos colegiados; staff empresariales y un largo etcétera.

Sobre la segunda cuestión, el partido CREO y su candidato aparentemente entendieron que no podrían triunfar sino se sensibilizaban a la desigualdad de género. De ahí que su campaña diera un giro para conectarse con esos temas y con algunos de esos colectivos, pero no puede quedarse en una cuestión de campaña nada más. Ahora que corresponde la configuración de su gabinete exigiremos que lo haga en condiciones de paridad. Y no se trata de que habrá que buscar a los mejores sin importar si sean hombres o mujeres, ese discurso quedó obsoleto; se trata de que, con enfoque de equidad de género, seguro van a encontrar a mujeres y hombres para que enfrenten los desafíos de las carteras de estado, puesto que de nada las mujeres podemos quedar excluidas, ni aún de gobiernos conservadores.

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