Hay conceptos e iniciativas que se ponen de moda, que se realizan al vaivén de una especie de activismo que no siempre arroja los resultados esperados.
En este caso queremos tocar el tema de las escuelas de liderazgo, que han proliferado de manera exponencial en las diferentes ciudades y regiones de la geografía ecuatoriana, unas apadrinadas por los partidos políticos o por las diferentes ONGS que existen en el país.
En esta oportunidad quiero referirme a la Escuela de Liderazgo del Centro de Formación para el Futuro, de Fundación Fidal, una iniciativa que tiene ya diez años de vida y que se enorgullece de haber formado a más de 500 jóvenes estudiantes y profesionales, comprendidos entre los 18 y los 35 años, y que ya visualiza sus frutos, con la participación política de muchos de los jóvenes egresados de esta escuela, o también en áreas como el emprendimiento, el servicio público, el empresarial, entre otros.
Y digo que es una real escuela de liderazgo, porque además de proporcionar una serie de disciplinas que van desde el conocimiento de la realidad nacional e internacional, la expresión oral y escrita, así como también los procesos más formativos a cargo de coach, pero también enfocar la ética como una vivencia indispensable que se toca en cada una de las asignaturas.
Es una Escuela de Liderazgo que prepara a los jóvenes ecuatorianos de madera integral, y lo demuestran a través de trabajos individuales y colectivos que son evaluados y que conducen a encontrar soluciones en las comunidades a las que se pertenecen.
Diez años es ya un tiempo prudencial que permite visualizar y visibilizar los resultados, que tienen como lema al que se enfrentan en las consecuciones laborales y de vida en el corto y en lejano plazo, el que plantea el Centro de Formación para el Futuro desde sus inicios y este es: Con mejores ecuatorianos, tendremos un mejor Ecuador.