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El Telégrafo

¿Un posible camino hacia la legalización?

05 de junio de 2011

La comisión global sobre políticas de drogas se ha pronunciado por cambiar las medidas represivas en torno a las drogas. Por el carácter de los miembros que suscriben el informe, este puede ser considerado uno de los documentos más importantes en la búsqueda de una solución más racional a un problema que afecta la estabilidad política de los países de la región, genera corrupción y criminaliza a varios sectores que son víctimas y no victimarios en el productivo negocio. La comisión está integrada por 19 miembros entre los que están el ex secretario general de la ONU Kofi Anan, los ex presidentes de Brasil, Colombia y México, Fernando Enrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo; el jefe de la reserva federal de los Estados Unidos, Paul Volcker; y los escritores Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.

El informe sostiene que la guerra a las drogas, iniciada en la administración de Richard Nixon a inicios de los años setenta, ha sido un rotundo fracaso.  Las medidas represivas no han detenido el aumento de la demanda de un mercado conformado, según estadísticas conservadoras de Naciones Unidas, por más de 250 millones de consumidores. En la última década, cuando se han gastado ingentes cantidades en la punición del narcotráfico, el consumo de opiáceos aumentó en un 34,5%, el de cocaína un 27% y el de cannabis un 8,5%. En Afganistán, en plena ocupación militar norteamericana la producción y el consumo interno de opio aumentó y se estima que la población adicta pasó de 1,5% a 3%.   

El informe muestra las grandes imprecisiones que tiene la calificación de riesgos en la que se basan las medidas represoras. De acuerdo a un estudio hecho por una comisión independiente, el alcohol, la ketamina y el tabaco, que no tienen restricción internacional, tienen niveles de riesgo superiores a la cannabis, al LSD, al GHB y al éxtasis, catalogados por la ONU como muy peligrosos.  También se puede ver la irracional campaña contra la hoja de coca por parte de las Naciones Unidas que busca hacerla desaparecer de la faz de la Tierra por el argumento de que produce drogodependencia.

Uno de los efectos más perniciosos de la guerra contra las drogas es el rápido desplazamiento hacia sitios más seguros. En Colombia, esta guerra ha hecho que la producción se generalice a casi todo el país, que los carteles se ubiquen en el Perú y se abran nuevas rutas en el África Occidental. La legalización que se propone en el documento debe ser discutida y apoyada por los gobiernos de la región.

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