El foro de juristas ecuatoriano ha perdido a Santiago Andrade Ubidia (Quito, 1940), una de sus más destacadas figuras; persona de singulares atributos de maestro universitario y jurisconsulto del más alto nivel, como investigador, abogado litigante, árbitro y magistrado de la ex Corte Suprema de Justicia. Por su obra, méritos e integridad merece un espacio en la memoria colectiva.
Fue extraordinaria su contribución a la génesis y desarrollo de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, donde se desempeñó como primer director de la Sede, vicerrector, procurador y profesor principal; también fue relevante su aporte al Área de Derecho de esta misma casa de posgrados. La Andina ocupó un lugar especial en su mente hasta el final de sus días. Desempeñó destacadas funciones públicas y privadas. Sus escritos científicos y sesudos fallos en lo civil, mercantil y constitucional son notables. Con su pensamiento esclarecido, frontalidad y mirada crítica de las cosas fue un tenaz defensor de la justicia, los derechos laborales, la legalidad y la transparencia.
La memoria colectiva es un derecho ciudadano, muestra la manera cómo las personas que integran un determinado grupo rememoran lo pasado; se basa en el rescate de recuerdos de cada uno y en la construcción de un relato social y político común que refuerza la identidad grupal. La memoria de los pueblos, instituciones y organizaciones se construye, sobre todo, con el recuerdo de personajes grandes, eso sí, sin dejar en el olvido a los seres funestos ni a sus víctimas. Para proyectarnos a un futuro de dignidad debemos saber gracias a quiénes y de qué manera llegamos hasta aquí.
Definitivamente, como otros personajes valiosos que ya no están entre nosotros, Santiago Andrade Ubidia dejó su impronta positiva en muchísimas personas; una aportación para sostener, en tiempos de oscuridad, la esperanza por mejores días nutridos de compromiso ético y espíritu democrático.