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El Telégrafo
Ramiro Díez

Historias de la vida y del ajedrez

Un negro, en el alma del Ku Klux Klan

09 de noviembre de 2017

No suele suceder que niños boyscouts sean agredidos a pedradas y botellazos. Pero sucedió en 1963, en EE.UU. Un grupo de adultos atacó al grupo porque allí había un boyscout negro, llamado Daryl Davies. El niño preguntó a sus padres por la razón del ataque y ellos le explicaron acerca del racismo. Entonces a Daryl le pareció extraordinario que alguien pudiera odiar y atacar a un niño como él, por el color de su piel. La curiosidad por saber qué pasaba en el cerebro de los racistas superó cualquier resentimiento.

Y pasaron los años. Daryl se hizo un gran músico y una noche, después de un concierto, un hombre blanco se acercó a felicitarlo. Le dio la mano y le dijo que era la primera vez en su vida que hablaba con un negro. Y algo más, que dejó petrificado a Daryl: el hombre dijo pertenecer al Ku Klux Klan, la organización religiosa racista que ha aterrorizado y asesinado a la población negra desde el siglo XIX. En vez de gritar o salir corriendo, Daryl se sintió maravillado y le pidió que siguieran conversando. Y en los días siguientes aquel miembro del Ku Klux Klan visitó varias veces la casa del músico negro, ahora convertido en su amigo.

Daryl le dijo al hombre blanco que quería conocer a Roger Kelly, el máximo líder del Ku Kux Klan. Pero la respuesta fue clara: “Te matará, sin duda. Kelly nunca podría estar junto a un negro.” Daryl se atrevió. Le pidió una cita para una entrevista, sin decirle que era negro. Acordaron encontrarse en un hotel. Cuando vieron que Daryl se acercaba, Kelly y sus guardaespaldas desenfundaron las armas. Daryl le habló y Kelly quedó atónito. No obstante, custodiado por sus agentes, aceptó sentarse a conversar con Daryl.

En un momento sonó algo como el chasquido de un arma rastrillada, lista para disparar. Hubo terror en todos, y enseguida descubrieron que era el hielo que se derretía en una cubeta. Por primera vez hubo una sonrisa colectiva.

Daryl, el negro, y Kelly, el máximo dirigente del Ku Klux Klan, se hicieron grandes amigos. Kelly luego le presentó a otros destacados miembros de la organización. Entonces sucedió lo imposible: Kelly y muchos otros desertaron del Ku Klux Klan. Hoy se han convertido en voceros de un mundo sin racismo, y le han regalado sus túnicas blancas, sus capuchas y sus cruces a Daryl, su amigo negro que las colecciona y espera conseguir más.

Acá los negros, también, ganan de entrada.

*Haga click en la imagen para ampliarla

Izq: Reunión del K.K.K. Centro: Daryl Davies reunido con Roger Kelly, líder del K.K.K. Derecha: Davies, con algunos de los recuerdos regalados por miembros del K.K.K. que abandonaron la organización.
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