Mi posición: creyente. Mi rol: miembro de la Iglesia Católica militante; es decir, un ciudadano común que intenta cada día hacer el bien sin distinción alguna, y evitar el mal, por omisión y desde luego por acción. Mi filosofía: abstenerme ser juzgador moral ergo adelanto: no acusaré a nadie.
Dicho lo anterior, y a propósito de lo que se conoció en el mundo entero por parte del megáfono mediático respecto a lo dicho por el Papa Francisco sobre las personas homosexuales, y que se revela en el documental “Francesco”, cuyo estreno fue el miércoles pasado en el Festival de Cine, en Roma; considero oportuno y necesario, pese a mis imperfecciones como humano, compartir mi visión de la realidad post-conocimiento de recogido en el documental, que se agrega a lo que ha dicho antes el sacerdote Bergoglio; opinión que estoy consciente puede hacerme acreedor desde críticas hasta “unfollow” en Twitter. Bueno, asumo el riesgo dado que mi señora conciencia conoce mi sana intención.
Las personas homosexuales son seres humanos, como ustedes y yo. Basta esa indiscutible y evidente afirmación, y sin necesitar ninguna otra validación humana, para que todos nosotros y la jerarquía de la Iglesia (órdenes religiosas, y los sacerdotes, incluyendo al mismo Papa) les reconozcamos absolutamente como hermanos nuestros, y a partir de tal acción, les brindemos sumo respeto y les acojamos con sinceridad, desterrando prácticas de miseria humana (sea en el seno de la familia o fuera de ella, como por ejemplo en el espacio académico o en el entorno laboral) a saber: las de exclusión, las de hostigamiento o abuso de cualquier tipo, y las de expulsión, únicamente por tener una tendencia sexual distinta a la nuestra. Lo dicho únicamente puede asimilarse si nos dejamos alumbrar por el mandamiento del amor que Dios ha transmitido al hombre desde la creación (la lectura del Evangelio de ayer habla al respecto).
No obstante, es preciso manifestar que lo anteriormente dicho ni indirecta ni directamente apunta a un avance hacia la aprobación de los actos homosexuales. ¿Hay razones? Sí, y son las que el Papa Francisco ha tenido en su mente. De paso: ¿Se modificó la doctrina? ¿Dónde está “lo nuevo”?...
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