A un año de que las tropas rusas incursionaron en Ucrania, causando un conflicto con impacto global, es propicio analizar qué retos se plantean para encontrar una solución definitiva a esta crisis. Las consecuencias han sido devastadoras a todo nivel, sobre todo en cuanto a víctimas humanas y destrucción de la infraestructura.
Se ha hecho evidente que un estado con suficiente poder bélico es capaz de violar los principios del Derecho Internacional Humanitario, que por ejemplo exige que se excluya de los ataques a blancos civiles como hospitales o escuelas. De ahí que, uno de los principales retos es encontrar los mecanismos para generar justicia y hacer que los gobiernos efectivamente cumplan con las normas establecidas.
El principal temor que ha generado esta guerra es que adquiera dimensiones nucleares, lo cual implicaría destrucción masiva de los territorios involucrados y un impacto ambiental irreversible para el planeta. Se podría pensar que el poseer armas nucleares es una forma de mantener una relativa calma frente al miedo de la autodestrucción, no obstante, las constantes amenazas del Gobierno ruso hacen dudar de que esta opción esté totalmente descartada.
El desafío en este caso es que la comunidad internacional encuentre la forma de desmantelar este tipo de armas y su adecuada eliminación, ya que únicamente controlarlas permite que estas amenazas se mantengan latentes. Asimismo, es necesario que el apoyo de Occidente no se centre en la provisión de armas sino en una solución pacífica.
El rol de la ONU como ente protector de la paz internacional se ha visto limitado por la incapacidad de su Consejo de Seguridad para generar sanciones o contribuir con soluciones concretas. Esto debido a la concentración excesiva de poder en cinco potencias, tal es el caso de la facultad de veto que posee Rusia, que impide cualquier acción en su contra. Es así que, otro reto fundamental es la reforma de dicho consejo, planteada en varias ocasiones, sin encontrar aún una respuesta definitiva.
Finalmente, una solución diplomática, que, sin lugar a dudas, es la única salida con menor afectación para las partes se ve aún lejana pero no es imposible. Las negociaciones que mostraron algunos logros iniciales se han estancado y se hace necesario que actores que cuenten con la confianza de ambas partes puedan mediar.
Para hallar una paz duradera tanto Rusia como Ucrania tendrán que ceder algo y estar de acuerdo con los compromisos. La verdadera victoria será que se logre esta solución negociada.